Cada vez que se habla del mar o del océano, muchas personas piensan que se trata de lo mismo: grandes masas de agua salada que cubren buena parte de la superficie terrestre. Sin embargo, aunque están conectados, el mar y el océano son cuerpos de agua distintos.
Los océanos cubren más del 70% de la superficie del planeta y forman un sistema interconectado que regula el clima global. Existen cinco grandes océanos: Atlántico, Pacífico, Índico, Ártico y Antártico. Son tan extensos que alojan miles de ecosistemas diferentes, desde el diminuto fitoplancton hasta enormes especies como ballenas y tiburones.
Por otro lado, el mar es una masa de agua salada más pequeña que está unida a un océano. Puede estar parcialmente rodeada de tierra o formar parte de las zonas costeras donde la tierra se encuentra con el agua. Ejemplos conocidos son el mar Mediterráneo, el mar Caribe o el mar Rojo.
¿Qué diferencia al mar del océano?

Una de las diferencias más notables entre ambos es su tamaño y profundidad. Los océanos son mucho más grandes y profundos: pueden alcanzar hasta 11.000 metros en puntos como el abismo Challenger, en el océano Pacífico. Los mares suelen ser más superficiales en comparación: el mar Caribe, por ejemplo, que es el más profundo del planeta, alcanza un máximo de 6900 metros.
Además, el océano tiene corrientes más fuertes y condiciones más extremas, mientras que el mar suele ser más tranquilo y seguro para la navegación y la pesca. Los mares, al estar más cerca de las costas, también son hogar de ecosistemas costeros muy valiosos para la biodiversidad.

El mar y el océano comparten un mismo elemento vital: el agua salada, que representa más del 96% del total del agua del planeta. Sin embargo, solo una pequeña fracción de estos espacios ha sido explorada: se estima que la humanidad conoce menos del 5% de las profundidades oceánicas.
Tipos de mares en el planeta

Los mares no son todos iguales. Según el medio Meteored, se clasifican en distintas categorías según su ubicación y su relación con los océanos:
- Mares litorales: se encuentran en los bordes de los océanos y suelen formar grandes golfos. Ejemplos: el mar Caribe, el golfo de México y el mar Arábigo.
- Mares continentales: están parcialmente cerrados por tierra y conectados al océano mediante estrechos canales, como el Mediterráneo.
- Mares interiores: también llamados mares cerrados, no tienen conexión directa con los océanos. Algunos de los más conocidos son el Caspio, el Muerto y el de Aral.
Aunque sean más pequeños, los mares tienen un papel esencial en el equilibrio ambiental: regulan la temperatura, albergan una gran diversidad de vida y son fuente de recursos naturales y culturales para las comunidades costeras.
