Entre los densos bosques nubosos del norte del Perú, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, habita una de las aves más singulares del continente: la Lechucita Bigotona (Xenoglaux loweryi). Su nombre proviene del griego y significa literalmente “extraño búho”, una descripción perfecta para un animal que pocas personas han logrado ver.
Esta diminuta lechuza, de apenas 14 centímetros de longitud, fue descubierta recién en 1976, en el departamento peruano de Amazonas. Desde entonces, los avistamientos confirmados son tan escasos que muchos ornitólogos la consideran un “fantasma” del bosque andino.
Su apodo, “bigotona”, proviene de las plumas largas que crecen cerca de su pico, dándole la apariencia de tener un bigote. Esas plumas cumplen una función sensorial: le ayudan a percibir objetos y movimientos en la oscuridad, un rasgo clave para un ave nocturna.
Características de la Lechucita Bigotona

A pesar de su tamaño diminuto, la Lechucita Bigotona posee rasgos inconfundibles que la hacen única entre las especies de búhos del planeta:
- Longitud: entre 12 y 14 centímetros.
- Peso: alrededor de 45 gramos.
- Coloración: marrón rojiza, con moteado oscuro que le permite camuflarse entre la vegetación.
- Hábitat: bosques húmedos de montaña en el norte del Perú, especialmente en la provincia de Bongará.
- Comportamiento: estrictamente nocturno y solitario.
Debido a su aislamiento geográfico y a lo cerrado de su entorno, la especie fue clasificada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como En Peligro de Extinción.
Lechucita Bigotona: un tesoro que pocos han visto
La Lechucita Bigotona no solo es la lechuza más pequeña del mundo, sino también una de las más difíciles de estudiar. Hasta hoy, solo se han obtenido unas pocas fotografías y registros en libertad.
Su canto, descrito como un sonido suave y repetitivo, se escucha a veces en los alrededores de las localidades de Leimebamba y Abra Patricia, donde organizaciones como Aves de Perú y BirdLife International trabajan para proteger su hábitat.
Una de las curiosidades más llamativas es que esta especie no construye nidos visibles: se refugia entre el musgo y las ramas altas de los árboles, lo que la vuelve casi invisible al ojo humano. Además, su vuelo silencioso y su patrón de camuflaje la ayudan a pasar inadvertida incluso durante las breves horas del amanecer.
Una joya natural en peligro

La pérdida de bosques andinos por la deforestación, la expansión agrícola y el cambio climático redujeron drásticamente el hábitat de la Lechucita Bigotona. Por eso, científicos y comunidades locales impulsan programas de conservación que incluyen la restauración de áreas boscosas y la observación responsable de aves.
Aunque es muy difícil encontrarla, el solo hecho de saber que existe y que aún sobrevive en un rincón del Perú convierte a esta lechuza en un símbolo de la biodiversidad sudamericana y de la necesidad de cuidar los ecosistemas más frágiles del planeta.

