Abrió en 2005, dentro de un complejo de jardines aún más grande, que pertenece a una familia de duques desde el siglo XVIII.
Por naturaleza, el ser humano tiende a evitar, mantenerse alejado y/o escapar de una situación en la que puede estar en peligro su vida. Pero, en la actualidad, hay quienes se sienten “atraídos” por ese riesgo y, por ejemplo, visitan lugares como The Poison Garden, donde se almacenan plantas que “pueden matar”.
Tal cual se escribió en la enorme puerta de entrada, este recinto, ubicado en Alnwick, Northumberland, Inglaterra, se construyó para conservar algunas de las especies más tóxicas del planeta.
Un dato no menor es que The Poison Garden es, en realidad, un sector del enorme Jardín de Alnwick, que ha permanecido en la misma familia de duques durante 274 años.
La historia del Jardín de Alnwick comenzó mucho antes de que sumara, en uno de sus sectores, al The Poison Garden. Mediante registros históricos, se comprobó que su inauguración tuvo lugar en 1750 y que surgió por iniciativa del primer duque de Northumberland.
En plena mitad del siglo XVIII, el armado de este espacio verde estuvo a cargo de Capability Brown. Finalmente, durante los siguientes siglos, recibió diversas modificaciones como, por ejemplo:
Lamentablemente, tras años de esplendor, el Jardín de Alnwick perdió popularidad durante la Segunda Guerra Mundial y se conservó únicamente como espacio de trabajo a partir de 1950.
Casi medio siglo después, por motivación de Jane Percy, duquesa de Northumberland, el recinto ingresó en un amplio proceso de remodelación, que comenzó en 1997 y estuvo dirigido por los paisajistas belgas Jacques y Peter Wirtz. Durante los años siguientes se logró:
Durante casi toda la historia del Jardín de Alnwick, el recinto se mantuvo como un espacio dedicado a la naturaleza, pero alejado del turismo. Es decir, recibía visitas, pero nunca en masa.
Este panorama cambió por completo luego de 2005, cuando la duquesa de Northumberland buscó crear un sitio único, distinto a todos los que se podían encontrar en otros jardines de Europa, y solicitó la construcción de The Poison Garden.
En simples palabras, este sector del jardín original, que el próximo año cumplirá dos décadas, está repleto de plantas tóxicas y venenosas que, como se anuncia en la entrada, “pueden matar”.
Curiosamente, se convirtió en un lugar muy popular. Por lo tanto, actualmente miles de personas reservan un momento de su viaje por Inglaterra para conocerlo e interactuar, con todas las protecciones adecuadas, con algunas de las especies más peligrosas del planeta.
Luego de pasear por cada rincón del Jardín de Alnwick y contemplar la vista del castillo homónimo, ubicado a pocos metros, la alternativa más popular en este sitio es ingresar a The Poison Garden.
Allí, luego de conocer y respetar todas las normas que se han establecido para evitar poner en riesgo la salud de los turistas, es posible contemplar ejemplares de numerosas especies, entre las que se destacan:
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