En algunos lugares, los conductores no tienen ningún tipo de criterio a la hora de tocar la bocina de sus autos. Lo hacen para pedirle al de adelante que se mueva, a pesar de que éste se halla atascado por veinte coches más, lo hacen para avisar que llegaron a una casa, en lugar de bajarse y tocar el timbre, la utilizan para festejar partidos de fútbol o futuros casamientos, o para demostrar su enojo con el conductor de al lado. La bocina debería ser utilizada sólo en casos en los que corre peligro la vida de alguien o la integridad del automóvil. Cualquier otro uso es contaminante.
Pero no sólo el ruido de las bocinas producen contaminación auditiva, también lo hacen los automóviles antiguos que no están debidamente cuidados, los grandes colectivos que circulan por pequeñas calles, los aeropuertos construidos cerca de un barrio o un pueblo, los televisores de los bares puestos a un volumen alto, los petardos tirados porque sí y todo aquello que, en resumen, haga ruido.