Hoy aparece casi perdido en los libros, pero en su momento conmocionó a todo el territorio. El 25 de mayo de 1809 sucedió la Revolución de Chuquisaca, conocido por la historia independentista hispanoamericana como el Primer Grito Libertario de América.
En el Alto Perú, en Chuquisaca, una de sus principales ciudades del Virreinato del Río de la Plata (allí estaban la Universidad y la Real Audiencia) el pueblo derrocó al gobernador Ramón García Pizarro a quien se acusó de favorecer las ambiciones de la princesa Carlota. Los rebeldes juraron fidelidad a Fernando VII, pero poco a poco empezaron a difundir ideas independentistas.
La mecha siguió hasta La Paz, donde se formó una Junta de Gobierno. Entre los rebeldes había mayoría de criollos -como el tucumano Bernardo de Monteagudo- y algunos españoles, como Juan Antonio Álvarez de Arenales, quien pocos años después se destacaría como oficial de San Martín. No tardó en llegar la represión.
En Chuquisaca las autoridades actuaron con moderación, aunque algunos hombres fueron encarcelados. En La Paz, en cambio, la represión fue cruel y se ajustició a los líderes del movimiento. Esto causó un profundo impacto en el resto del territorio.