Una de esas contiendas estuvo al mando de William Beresford, el mismo que cinco años antes había estado al frente de la primera invasión inglesa en Buenos aires.
El Libertador vivió 27 años en Europa antes de regresar hacia el Río de la Plata para luchar por su independencia. Por ese entonces era un exitoso militar con mucha experiencia, ya que había ingresado al ejército con tan solo 11 años.
La invasión de Napoleón a España, en 1808, levantó a todo el pueblo español y a sus ejércitos en contra de Francia. San Martín participó en varios combates y en distintas geografías: en el llano y en la montaña.
El 23 de junio de 1808, al frente de un destacamento de 21 hombres, San Martín protagonizó la acción de Arjonilla en la que derrotó a fuerzas superiores en número. En esa refriega estuvo a punto de morir. Salvó su vida el soldado Juan de Dios, quien acudió presuroso en su ayuda al verlo rodeado de enemigos.
Después de Arjonilla, San Martín tomó parte en uno de las batallas más importantes de la resistencia española ante los franceses: Bailén. Fue el 19 de julio de 1808. Intervinieron 30.600 infantes y 28.000 jinetes del lado español, y 28.000 infantes y 5.700 jinetes del francés. Los franceses llevaron a cabo cinco ataques, pero fueron rechazados. Cerca del mediodía, con sus hombres desmoralizados, el jefe francés ofreció su rendición. Por su brillante desempeño en la batalla, San Martín obtuvo una medalla y el ascenso a teniente coronel.
La medalla de oro ganada en Bailén le fue otorgada por la Junta Suprema de Sevilla, que en esos momentos, con los reyes cautivos, era la máxima autoridad española de gobierno.
La última batalla en la que participó en España fue la de Albuera en 1811. Fue un gran combate donde hubo más de diez mil muertos. El resultado fue incierto, pero representó una afirmación de la voluntad de lucha de los españoles contra la ocupación.
San Martín formó parte de un ejército aliado que integraban españoles, ingleses y portugueses. Y cuyo comando general lo ejerció William Beresford, el mismo que cinco años antes había sido derrotado en Buenos Aires por las tropas criollas y españolas lideradas por Liniers.
Tras algunos meses sin combatir, en septiembre de 1811 pidió el pase a retiro del ejército español. Una vez concedido, viajó a inglaterra donde se encontró con algunos de sus compatriotas, como Carlos de Alvear.
El regreso al Río de la Plata, finalmente, se hizo realidad el 9 de marzo de 1812 a bordo de la fragata George Canning. Una semana después, a pedido del Triunvirato, creó el cuerpo de Granaderos a Caballo. En forma paralela fundó una sociedad secreta, la Logia Lautaro.
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