Si las estrellas fueran puntos en el espacio que pudieran unirse mediante un trazo imaginario, el resultado podría ser la figura de un animal o de un objeto cualquiera. Así surgieron las constelaciones, que fueron inventadas por las civilizaciones antiguas simplemente a través de la contemplación del firmamento. Lo hicieron con una doble finalidad: orientarse en los viajes por mar y por tierra, y adivinar el futuro. Los nombres que recibieron aquellas constelaciones de estrellas llegaron hasta el presente.
Las constelaciones se definieron por decisiones arbitrarias
Las estrellas que forman las constelaciones no necesariamente pertenecen a una misma galaxia, y tampoco suelen estar muy próximas entre sí. Por el contrario, muchas veces se encuentran a muchos años luz de distancia. Esto demuestra lo arbitraria que suele ser la elección de una constelación, con estrellas que no tienen ninguna referencia astronómica en común. Además, diferentes culturas imaginaron distintas constelaciones con las mismas estrellas.
El Zodíaco
Hace dos mil quinientos años, los astrólogos imaginaron doce constelaciones en una franja del cielo por donde transitan el Sol y los planetas. Llamaron a esa franja “Zodíaco” y la mayoría de las constelaciones que se encuentran allí llevan nombres de animales. Ellas son Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.
Las constelaciones tienen diferentes tamaños
Además de las del Zodíaco hay otras constelaciones reconocidas en el espacio, algunas muy pequeñas y otras muy grandes. La más pequeña es la Cruz del Sur, visible en este hemisferio. La más grande es la constelación de Hydra, que cubre nada menos que el tres por ciento del total del firmamento.
La constelación de Orión
Las Tres Marías son estrellas que forman parte de la constelación de Orión. Son muy fáciles de observar: en una noche sin nubes, sólo hay que dirigir la vista hacia arriba y buscar tres estrellas alineadas y brillantes.
Las constelaciones en la actualidad
Hoy en día, con la tecnología moderna, las constelaciones prácticamente han perdido su utilidad como referencia geográfica. Para ubicar a las estrellas, los astrónomos usan el sistema de coordenadas y no su pertenencia a una constelación.
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