Hablar de Esteban Echeverría es hablar de los orígenes de la literatura argentina. Nació en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1805 y viajó a Francia en su juventud, donde conoció el romanticismo europeo. Esa experiencia lo marcó profundamente y lo llevó a convertirse en uno de los principales exponentes del movimiento en el Río de la Plata.
Su obra no solo se centró en la literatura, sino también en el pensamiento político y social. Fue parte de la Generación del ’37, un grupo de intelectuales que buscaba construir una identidad nacional a través de las letras y el debate político.
Esteban Echeverría y su aporte literario
Su poema “La Cautiva” (1837) introdujo temas nacionales en la literatura y mostró el choque entre la civilización y la barbarie en la pampa argentina.

Sin embargo, su obra más conocida es “El matadero”, un relato breve considerado una de las primeras piezas de ficción realista de la literatura argentina. Aunque fue publicado de manera póstuma en 1871, se transformó en un símbolo de resistencia contra el régimen de Juan Manuel de Rosas.
El pensamiento político de Esteban Echeverría
Además de escritor, Echeverría fue un pensador comprometido. En su obra “Dogma Socialista” (1837), redactada junto con otros integrantes de la Generación del ’37, propuso ideas para una sociedad más justa y moderna.
Su compromiso político lo obligó al exilio en Uruguay, donde continuó escribiendo hasta su muerte el 19 de enero de 1851 en Montevideo. Allí, aunque lejos de su tierra natal, siguió siendo un referente para las nuevas generaciones de escritores y políticos argentinos.
Legado de Esteban Echeverría
Hoy, Esteban Echeverría es recordado como uno de los padres de la literatura argentina. Su vida y obra reflejan la unión entre las letras y la política en un momento clave para la formación de la identidad nacional.
Algunos datos clave sobre su vida:
- Nacimiento: 2 de septiembre de 1805 en Buenos Aires.
- Obra destacada: “El matadero”, publicada póstumamente en 1871.
- Muerte: 19 de enero de 1851 en Montevideo, Uruguay.
Su figura demuestra que la literatura puede ser, al mismo tiempo, arte y herramienta de transformación social.