La arboricultura es, en palabras sencillas, el conjunto de conocimiento y técnicas relacionados al cultivo de árboles y arbustos. Implica desde el trasplante hasta la fumigación de insectos, pasando por todo aquello que proteja y extienda la vida de estos seres vivos.
Sin embargo, no supone un trabajo como la agricultura, que se encarga de velar por grandes extensiones de tierra para que los cultivos crezcan. Un arborista se especializa en el cuidado de árboles individuales, procurando su desarrollo.
¿Qué tareas realiza un arborista?
Como dijimos, la arboricultura se ocupa de cuidar árboles y arbustos para que crezcan sanos y seguros en ciudades, parques y campos. Sus profesionales —los arboristas— combinan conocimientos prácticos y técnicas específicas para evitar riesgos, mejorar la vida útil de los ejemplares y facilitar su convivencia con las personas.
Actúan tanto en intervenciones puntuales (como podas complejas) como en planes a largo plazo (seguimiento y mantenimiento). Entre las tareas habituales se cuentan:
- La poda en altura,
- La evaluación periódica de la salud de los árboles,
- La extracción controlada cuando un ejemplar representa peligro,
- El trasplante de árboles,
- La instalación de anclajes para sostener ramas o troncos debilitados.
Orígenes y evolución de la arboricultura
Cuidar árboles no es una tarea que haya surgido hace poco: la práctica tiene raíces bastante antiguas., al igual que disciplinas como la agricultura. Civilizaciones como la egipcia ya trasladaban plantas y diseñaban surcos para retener agua.
Décadas más tarde, en el siglo XVII, autores europeos sistematizaron consejos sobre heridas, plagas y trasplantes. Esa historia muestra que muchas soluciones actuales nacieron de la observación y el ensayo a lo largo de siglos.
Hoy la disciplina integra esos saberes tradicionales con herramientas modernas: desde informes técnicos y mapeo por GPS hasta intervenciones seguras en altura. Sus objetivos siguen siendo los mismos que hace siglos, pero ahora cuenta con mayores herramientas.