Albert Einstein, uno de los científicos más brillantes del siglo XX, falleció el 18 de abril de 1955 en Princeton, Estados Unidos. Sin embargo, su muerte no fue el final de su historia. Ese mismo día, su cerebro fue extraído sin permiso de su familia. El hecho dio origen a un episodio tan polémico como fascinante: el robo del cerebro de Einstein.
Quién fue Albert Einstein y qué aportó a la ciencia
Nacido en Ulm, Alemania, en 1879, Einstein revolucionó la física con su Teoría de la Relatividad, publicada en 1905. Este trabajo cambió para siempre la manera de entender el tiempo, el espacio y la energía, y lo convirtió en un referente mundial de la ciencia.
Además de recibir el Premio Nobel de Física en 1921 por su explicación del efecto fotoeléctrico, Einstein se destacó como defensor de la paz y los derechos humanos, lo que consolidó su figura más allá del ámbito académico.
El robo del cerebro de Einstein
Tras su muerte, el patólogo Thomas Harvey realizó la autopsia y, sin autorización, extrajo el cerebro del científico. Lo dividió en más de 200 partes y las conservó en frascos con formol. Durante años, mantuvo el órgano escondido en cajas de cartón y hasta en un recipiente de sidra, mientras lo entregaba a investigadores de distintas universidades con la esperanza de encontrar “el secreto de la genialidad”.
Este acto generó fuertes debates éticos. La familia de Einstein se enteró después y, aunque al principio se mostró indignada, terminó aceptando que el cerebro fuera estudiado con fines científicos.
Tres datos clave sobre el caso
- 18 de abril de 1955: fallece Albert Einstein en Princeton.
- Thomas Harvey: médico que extrajo y guardó el cerebro.
- 200 fragmentos: en los que fue dividido el órgano del científico.
Qué descubrieron los estudios sobre su cerebro
Las investigaciones realizadas no lograron revelar un “secreto” definitivo de su inteligencia. Sin embargo, algunos análisis indicaron que ciertas regiones del cerebro de Einstein presentaban diferencias estructurales con respecto a la media, especialmente en áreas relacionadas con el razonamiento y las habilidades matemáticas.
Pese a estos hallazgos, la mayoría de la comunidad científica coincide en que su genialidad no se explica únicamente por su anatomía, sino también por su creatividad, perseverancia y visión única del mundo.
El robo del cerebro de Einstein sigue siendo uno de los episodios más llamativos de la historia de la ciencia, un capítulo que mezcla misterio, ética y fascinación en torno al hombre que cambió la forma de entender el universo.
