La bicicleta es, dirán algunos, uno de los mejores inventos de la humanidad. Pero más allá de las opiniones, lo cierto es que este medio de transporte tiene su jornada internacional: el Día Mundial de la Bicicleta, que se celebra cada 3 de junio.
Fue establecido por las Naciones Unidas en 2018 para reconocer la singularidad, la historia y los beneficios de este medio de transporte.
La iniciativa fue impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que destaca el uso de la bicicleta no solo como una actividad recreativa o deportiva, sino también como una opción de transporte saludable y amigable con el ambiente.
¿Por qué se celebra el Día Mundial de la Bicicleta?

Para muchas personas, la bicicleta es parte de su rutina diaria. Pero este día propone pensar al medio de transporte desde otra perspectiva: como una herramienta clave para el desarrollo sostenible, la salud y la movilidad urbana.
Como medio de transporte es eficiente, económico y sustentable. Pero no es suficiente con tener una bicicleta. También ese necesario garantizar que las personas que la utilizan tengan condiciones seguras para circular. Por eso, entre los objetivos principales del Día Mundial de la Bicicleta, se destacan:
- Incluir la bicicleta en la planificación urbana, con ciclovías y espacios exclusivos.
- Mejorar la seguridad de los ciclistas, con normas claras y campañas de concientización.
- Fomentar el ejercicio físico como hábito saludable y accesible para todas las edades.
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Según la OMS, el aumento del uso de bicicletas puede mejorar la calidad del aire en las ciudades, reducir el sedentarismo y generar entornos urbanos más equitativos. En muchos lugares del mundo, la bicicleta ya es un elemento esencial de la vida cotidiana, y este día es un llamado a fortalecer ese camino.
¿Cuándo y dónde se inventó la bicicleta?

Aunque existen antecedentes antiguos de vehículos a tracción humana, la primera bicicleta moderna se creó en el siglo XIX. Su origen está vinculado al desarrollo de nuevas tecnologías y al interés por encontrar alternativas a los medios de transporte tradicionales.
En 1817 Karl Drais, un inventor alemán, presentó la “draisine”, considerada el primer antepasado de la bicicleta. No tenía pedales y se impulsaba con los pies. Para la década de 1860, en Francia, Pierre Michaux y su hijo Ernest introdujeron los pedales, lo que marcó un gran avance.
Ya para finales del siglo XIX se consolidó la bicicleta tal como la conocemos, con cadena, ruedas del mismo tamaño y frenos. Sin embargo, antes existieron diferentes modelos, y hoy sucede lo mismo: hay plegables, de ruta y de paseo, entre muchos otras.

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