Uno de los símbolos matemáticos que se volvió más conocido por fuera de la disciplina es el infinito (∞), ese que representa una idea que ya conocemos: lo que no tiene fin o límites. Sin embargo, en matemáticas ese símbolo en realidad tiene otro nombre, el de "lemniscata".
El término apareció en el siglo XVII, pero la idea de que algo no tiene fin es una que se remonta los inicios de la humanidad. Hoy en día sabemos, por ejemplo, que la serie numérica es infinita, pero durante siglos alquimistas, filósofos y religiosos se preguntaron por aquello que no tiene fin en distintos campos de conocimiento.
El origen de un símbolo universal
En realidad, el símbolo surgió mucho tiempo antes de que fuera aplicado en matemáticas. Aunque se sabe que sus orígenes se remontan miles de años atrás, los primeros registros gráficos que se tienen datan de los siglos XVII y XVIII:
- El primero, de 1694, por John Wallis. Utilizó el símbolo para poder representar una cantidad "infinitamente grande" en su obra Arithmetica Infinitorum, y la palabra derivó de otra del latín, infinitas ("ilimitación").
- El segundo, de 1713, por Jacques Bernoulli. Gracias a su gráfico "Lemniscate de Bernoulli", el símbolo pudo haber adoptado la forma que conocemos hoy.
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La deriva de la palabra "lemniscate" es, como puede adivinarse, "lemniscata". Este término quiere decir "cinta", y podemos notar al observar un dibujo que es similar a una cinta enroscada (de allí su nombre). Otra de las formas con que se suele describir al símbolo es la de un ocho acostado o tumbado.
Hasta el día de hoy, no se sabe bien por qué Wallis eligió esa manera de graficar la idea del infinito. Hay dos hipótesis principales al respecto:
- Que se inspiró en el símbolo romano que tiene el número mil, “CIƆ”, adaptándolo a esa idea de lo que no tiene fin
- Que tomó la idea de la Serpiente Uróboros, que viene de las mitologías griega y egipcia y es una serpiente mordiéndose la cola. Este representa el ciclo del universo y lo que es eterno.
