La lavanda es una planta aromática perenne, de flores violetas y aroma fresco, que pertenece a la familia de las lamiáceas. Crece en arbustos que alcanzan hasta un metro de altura y se adapta a climas secos y soleados.
Se cree que su nombre proviene del latín lavare (“lavar”) porque en la Antigua Roma se usaba para perfumar el agua de baño y la ropa. Los egipcios también la empleaban para embalsamar y aromatizar ungüentos, mientras que en Grecia se consideraba una planta purificadora.
Hoy, además de decorar jardines y campos, la lavanda se cultiva para extraer su aceite esencial, fabricar productos cosméticos, elaborar remedios naturales e incluso innovar en la cocina. Su aroma se debe principalmente a compuestos como el linalol y el acetato de linalilo, que también son responsables de gran parte de sus efectos terapéuticos.
Beneficios de la lavanda

En fitoterapia o medicina herbal, que estudia el uso de plantas medicinales con fines terapéuticos, la lavanda se ganó su lugar. Tiene propiedades relajantes, antiinflamatorias, antimicrobianas y cicatrizantes, y entre sus beneficios destacan:
- Favorece el sueño y reduce el estrés gracias a su efecto calmante sobre el sistema nervioso.
- Alivia problemas digestivos leves, como gases, cólicos o náuseas, ya sea en infusión o como complemento en la dieta.
- Protege y regenera la piel: sus compuestos ayudan a calmar irritaciones, pequeñas quemaduras, picaduras de insectos y reacciones alérgicas. Además, estimula la cicatrización de heridas superficiales.
- Actúa como antiséptico natural, ayudando a prevenir infecciones en cortes o raspones.
- Puede contribuir a aliviar dolores musculares y articulares si se aplica diluida en masajes.
¿Qué usos tiene la planta aromática?

En aromaterapia, su aceite esencial se emplea para promover la relajación, mejorar el ánimo y ayudar en procesos de meditación. En cosmética, es un ingrediente clave en jabones, cremas, lociones y champús, no solo por su aroma sino por sus propiedades para la piel y el cuero cabelludo.
En la cocina, se utiliza para aromatizar infusiones, postres y recetas gourmet, aportando un toque floral que combina bien con miel, limón o hierbas como el romero.
Además, la lavanda se usa como repelente natural: tener macetas cerca de ventanas o puertas ayuda a ahuyentar mosquitos y moscas. A esto se suma que sus flores se colocan en bolsitas para perfumar cajones, closets y ropa de cama, manteniendo alejadas a las polillas. Incluso en jardinería cumple un rol protector, ya que su aroma puede disuadir a ciertas plagas.
