El amor y otros sentimientos se originan en el cerebro. Sin embargo, en el curso de la historia se originó su relación con otro órgano que nada tiene que ver: el corazón.
El corazón es fundamental para la supervivencia humana, ya que bombea la sangre y ayuda a que el oxígeno circule por todo el cuerpo. El símbolo del corazón también es clave, pero en otro sentido: ocupa un lugar central en la cultura popular y se ve en todas partes, en películas, música, ropa y un millón de objetos diferentes.
Pero, ¿por qué el órgano que tenemos en el centro del pecho simboliza todo lo que sentimos? La razón la encontramos en la historia de la humanidad a lo largo de los siglos.
Todo empezó con los antiguos griegos, quienes asociaban el corazón con el amor en la poesía lírica. Por ejemplo, Safo escribió sobre su "corazón loco" que temblaba de amor. Los filósofos griegos por su parte creían que el corazón estaba relacionado con emociones fuertes como el amor, el miedo, la ira y el dolor.
Tiene sentido: cuando sentimos una emoción fuerte, como nervios, miedo e incluso amor, nuestro corazón empieza a latir más rápido de lo normal. Ves al amor de tu vida y sentís a este órgano, que empieza a agitarse y a tumbar. No sentimos al cerebro, que es donde realmente se originan nuestros sentimientos.
Esta creencia continuó con los antiguos romanos, quienes también asociaron dicho órgano con el amor. Venus, la diosa del amor, y su hijo Cupido, que disparaba flechas al corazón, reforzaron esta asociación.
Los romanos incluso creían que una vena llamada vena amoris conectaba el dedo anular de la mano izquierda –donde hoy en día se ubica el anillo de casamiento– directamente al corazón.
Los trovadores de las cortes feudales de Europa en los siglos XII y XIII propagaron aún más el símbolo del amor. Estos trovadores practicaban el amor cortés, prometiendo su corazón a una sola mujer.
La proliferación de imágenes de corazones en los siglos XV y XVI solidificó aún más la conexión entre el corazón y el amor. El órgano apareció en manuscritos, joyas, escudos de armas, naipes e incluso cementerios.
La celebración del Día de San Valentín, que surgió en la época medieval, también jugó su papel. El intercambio de valentines, inicialmente versos escritos a mano que evolucionaron a tarjetas producidas en masa adornadas con corazones, reforzó el símbolo de amor.
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