Vestirse de blanco es mucho más que una elección estética. Según la psicología, esta tonalidad está asociada con la pureza, la calma, la serenidad y la claridad mental. Al ser el color que refleja la mayor cantidad de luz, se lo relaciona con la limpieza, la renovación y los comienzos.
La psicóloga María Teresa Fernández explicó en una entrevista para ABC Estilo que las personas que eligen prendas blancas suelen transmitir una imagen de confianza y tranquilidad. En muchos casos, incluso proyectan liderazgo, porque el blanco genera sensación de seguridad y neutralidad frente a los demás.
Vestirse de blanco y sus beneficios emocionales

La ropa blanca no solo impacta en la percepción social, sino también en la forma en la que una persona se siente consigo misma. La psicología considera que este color puede contribuir a mejorar el bienestar emocional. Algunos beneficios destacados son:
- Claridad mental: ayuda a reducir el estrés y facilita la concentración.
- Sensación de frescura: transmite calma y equilibrio en situaciones tensas.
- Neutralidad positiva: genera confianza y armonía en el entorno social.
Así, vestirse de blanco en contextos importantes —como entrevistas de trabajo o reuniones— puede dar una impresión más profesional y organizada.
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Curiosidades sobre la ropa blanca
Además de su carga psicológica, la ropa blanca acumula curiosidades culturales que refuerzan su importancia.
- Un color de celebración: en muchas culturas, el blanco se utiliza en bodas, rituales y celebraciones como símbolo de unión y pureza.
- Asociado a la ciencia y la medicina: las batas blancas se utilizan para transmitir confianza y limpieza en ámbitos de la salud.
- Un recurso atemporal en la moda: aunque las tendencias cambien, el blanco nunca pasa de moda y se adapta a todas las estaciones.
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Por qué elegir vestirse de blanco

Al optar por prendas blancas, una persona no solo selecciona un color “neutral”, sino que activa un mensaje psicológico cargado de significados positivos. La elección de esta tonalidad puede mejorar la percepción propia y ajena, aportar serenidad y reforzar la confianza en uno mismo.
En definitiva, vestirse de blanco es un gesto sencillo que puede transformar tanto la imagen exterior como el estado interior. Por eso, la próxima vez que abras el armario y elijas una prenda blanca, recordá que no solo estarás vistiendo un color: estarás transmitiendo un mensaje de calma, frescura y renovación.