Los attosegundos son unidades de tiempo tan pequeñas que desafían toda intuición. Para tener una idea, un attosegundo es a un segundo lo que un segundo es a la edad del universo. Así de diminuto es, y también así de difícil es comprenderlo.
Este concepto dio origen a una rama de la física llamada attofísica, que estudia lo que ocurre en esos brevísimos lapsos. Gracias a esta especialidad, por primera vez se logró observar el movimiento de los electrones dentro de los átomos, algo que era impensado hasta hace muy poco.
¿Qué son los attosegundos?

Los attosegundos son unidades tan ínfimas que no hace diferencia explicarlo en plural o en singular. Pero vamos con este último: un attosegundo equivale a 0,000000000000000001 segundos. Es decir, un uno seguido de 18 ceros después de la coma.
Al ser una unidad tan breve, escapa a cualquier experiencia humana, pero es fundamental para estudiar procesos extremadamente rápidos, como los que ocurren a nivel atómico y subatómico.
La attofísica se desarrolló en las últimas dos décadas gracias al uso de pulsos de luz ultrarrápidos. Estos destellos permiten "fotografiar" el instante en que un electrón salta de un lugar a otro, algo que sucede en tiempos inferiores al femtosegundo (otra unidad aún mil veces más larga que un attosegundo).
¿Por qué los attosegundos son tan importantes?
En la naturaleza, muchas cosas suceden en escalas invisibles. Desde el funcionamiento de las células hasta la emisión de luz, gran parte del universo depende del comportamiento de las partículas más pequeñas. Por eso, estudiar los attosegundos permite entender mejor:
- Cómo se produce la fotosíntesis a nivel molecular.
- Qué ocurre en los primeros momentos de una reacción química.
- Cómo se mueve la luz dentro de la materia.
Además, gracias a estos estudios, se está empezando a diseñar tecnología que funcionará en tiempos mil veces más rápidos que los actuales, lo que podría cambiar por completo el desarrollo de microchips y dispositivos ópticos.
¿Cuándo se volvió famosa la attofísica?
El gran impulso a esta área llegó con el Premio Nobel de Física 2023, que fue otorgado a Anne L’Huillier, Pierre Agostini y Ferenc Krausz. Estos científicos lograron generar pulsos de luz de attosegundos y observar fenómenos que antes eran invisibles. Y como la ciencia es un trabajo colectivo, su trabajo permitió desarrollar avances que hoy permiten:
- Medir el tiempo exacto que tarda un electrón en abandonar un átomo.
- Observar interacciones fundamentales dentro de la materia.
- Desarrollar futuras tecnologías en computación ultrarrápida y diagnóstico médico.
Según el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), estos descubrimientos abren “una puerta al universo ultrarrápido de la materia”, con múltiples aplicaciones en física, química y biomedicina.

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