Muchas veces se dice que alguien agarró una “changa para hacerse unos mangos” o que tal persona hace “changas” porque no tiene trabajo fijo o que vive de “changas”. Pero ¿de dónde proviene esa palabra y por qué se utiliza tanto en el habla coloquial?
Una de las respuestas está en el lunfardo, ese vocabulario conformado por la mezcla de palabras de distinto origen como consecuencia de los procesos inmigratorios de fines del siglo XIX y principios del XX. Cuando los españoles, italianos y otros tantos europeos llegaron a Argentina, no solo trajeron sus costumbres sino también sus idiomas. Y del cruce de lenguas es que se fue constituyendo el denominado lunfardo, cuyas palabras siguen demostrando su vigencia.
En Argentina, una “changa” se refiere a una ocupación transitoria. Según el diccionario de la Real Academia Española, es un sustantivo que significa “trato, trueque o negocio de poca importancia”. Aparentemente, proviene del gallego-portugués.
Mientras, “changarín” refiere a una persona que durante un tiempo prolongado de tiempo no puede encontrar un empleo estable, y pasa de un trabajo a otro de manera rápida, cambiando además los rubros.
Pero el significado de “changa” puede variar según los países. Mientras en Argentina significa un trabajo transitorio, en Ecuador se lo usa como sinónimo de piernas y en Puerto Rico, la changa es un tipo de insecto que se alimenta de las plantas. Por su parte, en Cuba se refiere a una broma o burla. Puerto Rico lo emplea para denominar a la colilla del cigarrillo de marihuana.
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