Entre 1857 y 1930, aproximadamente 18 mil daneses desembarcaron en Argentina. Después de Estados Unidos y Australia, nuestro país fue el tercer destino más elegido por los inmigrantes de esta colectividad.

La mayor parte de los daneses se radicaron en cinco puntos claves de la provincia de Buenos Aires: Ciudad Autónoma, Tres Arroyos, San Cayetano, Tandil y Necochea. Sin embargo, también se registró una fuerte presencia de esta comunidad en Bariloche y Puerto Iguazú.

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Los primeros daneses en llegar fueron los obreros, peones y sirvientes. Rápidamente se adaptaron a la vida en suelo argentino y comenzaron a expandir su cultura. En un principio, los daneses iban a misa junto a los alemanes o noruegos que estaban radicados en el país porque no contaban con un espacio propio donde pudiesen practicar su religión.

Con una gran colecta realizada por la comunidad, en 1929, se compró un terreno ubicado en la calle Carlos Calvo 257 en el barrio de San Telmo. El 10 de mayo de 1931, allí se inauguró la Iglesia Dinamarquesa en Buenos Aires. Este espacio, cuenta con una amplia biblioteca donde se puede consultar material de origen escandinavo. Actualmente, puede visitarse cuando hay misa o bien, durante la Noche de los Templos.

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Otro gran aporte de la comunidad danesa en Argentina fue la presencia de Carlos Furst y Juan Guillermo Saxild, dos médicos que batallaron a fines del siglo XIX contra los brotes de cólera que se desarrollaron en la zona.

En los últimos años, se crearon la Cámara Argentino-Danesa de Industria y Comercio, el Hogar Danés y el Edificio Dinamarca, entre otros.