La Campaña de Waterloo es el nombre que recibió el conflicto militar que tuvo lugar en 1815 y que también se lo conoce como la "Guerra de los 100 Días". Estos enfrentamientos bélicos marcaron el fin del poder de Napoleón Bonaparte como emperador de Francia y su regreso al exilio en la isla de Santa Elena.
Cronología de Campaña de Waterloo
- Regreso de Napoleón: Napoleón Bonaparte escapó de su exilio en la isla de Elba en marzo de 1815 y regresó a Francia, donde rápidamente recuperó el control y restauró su régimen. Este período de su regreso al poder se conoce como los "Cien Días", ya que aproximadamente duró ese tiempo.
- Coalición contra Napoleón: Las naciones europeas, lideradas por el Reino Unido, Prusia, Austria y Rusia, formaron una coalición para enfrentar a Napoleón y restaurar la estabilidad en Europa. Esta coalición se reunió nuevamente para enfrentar la amenaza que representaba su regreso al poder.
- Batalla de Waterloo: El conflicto culminó en la Batalla de Waterloo, que tuvo lugar el 18 de junio de 1815 en Waterloo, Bélgica. En esta batalla, las fuerzas aliadas bajo el mando del duque de Wellington (Reino Unido) y el prusiano Gebhard Leberecht von Blücher se enfrentaron al ejército francés de Napoleón. Después de un día de feroz combate, las fuerzas aliadas lograron una victoria decisiva, poniendo fin a las ambiciones militares de Napoleón.
- Exilio final: Tras la derrota en Waterloo, Napoleón fue capturado y exiliado a la isla de Santa Elena en el Atlántico Sur, donde permaneció hasta su muerte en 1821. Este exilio marcó el final definitivo de su influencia política y militar.
La Campaña de Waterloo marcó un punto de inflexión en la historia europea y mundial. Con la derrota de Napoleón, se puso fin a su intento de establecer un imperio europeo bajo su dominio, y se restauró la monarquía en Francia con la restauración de los Borbones en el trono. La derrota de Napoleón y el establecimiento de un nuevo equilibrio de poder en Europa ayudaron a moldear la geopolítica y los acontecimientos posteriores en el siglo XIX.
Causas de la Campaña de Waterloo
- Regreso de Napoleón: La causa principal de la Guerra de los Cien Días fue el regreso de Napoleón Bonaparte al poder después de su exilio en la isla de Elba. Napoleón escapó de Elba y regresó a Francia en marzo de 1815, lo que desencadenó una serie de eventos que llevaron a su intento de recuperar el control del país.
- Inestabilidad política en Europa: Tras la caída de Napoleón en 1814, se habían establecido acuerdos y tratados en el Congreso de Viena para restablecer el equilibrio político en Europa y evitar futuros conflictos. El regreso de Napoleón amenazó estos acuerdos y generó preocupación entre las potencias europeas.
- Deseo de Napoleón de mantener su poder: Napoleón buscaba recuperar su posición de liderazgo en Francia y restablecer su imperio. Su regreso fue motivado por su ambición personal y su deseo de mantener su influencia en Europa.
Consecuencias de la Campaña de Waterloo
- Derrota de Napoleón y exilio final: La consecuencia más inmediata y significativa de la Guerra de los Cien Días fue la derrota de Napoleón en la Batalla de Waterloo en junio de 1815. Esta derrota puso fin a sus ambiciones militares y políticas y lo llevó a su exilio final en la isla de Santa Elena, donde murió en 1821.
- Restauración de la monarquía en Francia: Tras la derrota de Napoleón, los Borbones volvieron al trono francés con Luis XVIII como rey. La monarquía fue reinstaurada en un intento de restablecer la estabilidad política en Francia después de los tumultuosos años de las Guerras Napoleónicas.
- Establecimiento del Congreso de Viena: La Guerra de los Cien Días y la caída definitiva de Napoleón llevaron a la reevaluación de los acuerdos del Congreso de Viena. Las potencias europeas se reunieron nuevamente para ajustar los tratados y restaurar el equilibrio político en el continente.
- Consecuencias en Europa y el mundo: La derrota de Napoleón y la reorganización de las fronteras europeas en el Congreso de Viena tuvieron un impacto duradero en la geopolítica europea. Se buscó evitar la expansión excesiva de un solo poder y se promovió el equilibrio de fuerzas entre las naciones. En este sentido, se puede identificar este momento histórico como una pieza clave para la gestión de la independencia de Argentina de la Corona española.