El complejo movimiento pedagógico denominado Escuela Nueva, “Escuela Activa” o “Nueva Educación” estuvo constituido por propuestas, métodos y articulaciones que surgieron en un escenario pedagógico internacional (Europa, Estados Unidos y Latinoamérica). Tal como lo indican María Cristina Linares y otros autores en “Abecedario escolar. Historia de objetos y prácticas” (2007), sus postulados tuvieron un gran impacto en la producción de numerosas experiencias educativas innovadoras.
El origen del movimiento
Suele ubicarse el desarrollo de las ideas de la Escuela Nueva en Argentina durante las décadas del ‘20 y del ‘30. En el país el movimiento tomó una fisonomía particular debido, entre otras circunstancias, a un camino ya realizado previamente. Carlos Vergara había sido a fines del siglo XIX un precursor de la autonomía infantil, y las ideas de Fröebel habían ingresado en la Escuela Normal de Paraná a través de José María Torres y Sara Eccleston.
¿Qué sostenía el movimiento?
El movimiento “Escuela Nueva” se oponía, en parte, a la Escuela Normal Positivista. Sus defensores decían que la guerra de 1914 había sido un resultado del fracaso de la educación recibida por las generaciones adultas. Por eso fomentaban las ideas de individualidad, libertad y espontaneidad formuladas por Rousseau, buscaban una integración de idea y experiencia y estaban a favor de la concepción de la unidad vital de Pestalozzi. También defendían la idea de la actividad libre y creadora del niño que sostenía Fröebel.
Este complejo movimiento no pretendió realizar modificaciones en la estructura del sistema escolar o su democratización cuantitativa. En realidad hizo hincapié en problemáticas vinculadas con la cotidianeidad de la escuela. Se expresó a favor del reemplazo de la autoridad impositiva por el sentido crítico, la autonomía y libertad de elección. Otras de las innovaciones, a veces resistidas y otras veces incorporadas, fueron la supresión del estrado, el uso de la imprenta en la escuela, el dibujo y la composición libre, el autogobierno escolar y la integración con el medio local.
Los referentes del movimiento Escuela Nueva
Como movimiento, la Escuela Nueva abarcó propuestas, expresiones y corrientes variadas. Se inspiró en pensadores tan diferentes como John Dewey, María Montessori, Ovidio Décroly, Jean Piaget y muchos otros. Los defensores del movimiento estaban a favor de la autonomía infantil y criticaban a la escuela tradicional.
Defensores del movimiento Escuela Nueva en Argentina
Desde perspectivas y prácticas diferentes, Olga y Leticia Cossettini, Luis Iglesias, José Rezzano, Clotilde Guillén de Rezzano, Celia Ortiz de Montoya, Bernardina Dabat de López Elitchery y Florencia Fossati fueron algunos de los defensores del movimiento “Escuela Nueva” en Argentina.
Las posiciones más filosóficas estuvieron representadas por pedagogos de institutos de formación docente y universitarios como Mantovani y Calzetti. En este caso, la renovación producida por las ideas de la “Escuela Nueva” se subsumió a los imperativos de un orden conservador durante la década del ‘30.
En cambio, las posiciones más radicalizadas fueron sostenidas por maestros, inspectores y pedagogos que trabajaban en escuelas, como Cossettini, Fossati, Iglesias y Montoya. Todos ellos fueron censurados y perseguidos por su actividad.
Sin embargo, a pesar de sus diferencias, los escolanovistas, es decir, los defensores de la “Escuela nueva”, se nuclearon en organizaciones internacionales para reformar la educación.
Críticas al movimiento
Dada su complejidad, este nuevo movimiento pedagógico recibió múltiples críticas. Una de ellas fue que no consiguió modificar la concepción educativa dominante en la fundación del sistema escolar. Por otro lado se le atribuyó al movimiento una postura que privilegió los procesos de obtención del conocimiento por sobre los conocimientos mismos.
Por último, muchos críticos del movimiento vieron en él la coincidencia entre su emergencia, el taylorismo y la intensificación del capitalismo, por lo que han sostenido que la “Escuela Nueva” funcionó como un ajuste de la pedagogía a ese modo de producción.