El equidna -o “Tachyglossidae”, tal como se lo conoce en el ámbito científico- es un mamífero perteneciente a una al orden Monotremata, categoría que también encapsula al ornitorrinco, por ejemplo.
Sus características son como secretos prehistóricos porque su evolución ha sido muy lenta en comparación con otros mamíferos; su biología no cambió mucho en los últimos millones de años, lo que nos da una ventana al pasado para entender cómo eran los primeros animales de su tipo en la prehistoria.
En la actualidad, este animal puede pertenecer a una de cuatro especies:
- Equidna de hocico corto.
- Zagloso occidental.
- Zagloso de Barton.
- Zagloso de Sir David.
Equidna: características y curiosidades de la especie
El equidna es un animal sumamente particular. Junto con el ornitorrinco, es la única otra especie viva de mamífero que pone huevos. Casi un mes después del apareamiento, la hembra deposita en su bolsa un único huevo, de cáscara blanda y coriácea. El periodo de gestación es bastante rápido: en sólo diez días nace la cría.
Otra característica única de este ser vivo es que no tiene dientes. Esto, al igual que la cuestión del huevo, también lo diferencia del resto de los mamíferos.
De todas formas, logran compensar esta falta con sus pegajosas lenguas, que pueden llegar a medir hasta 15 centímetros. Si bien no parece mucho, la medida toma otra dimensión al considerar lo pequeño que es el equidna.
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Sus lenguas trabajan muy rápido, lo que les permite sorber hormigas, gusanos y larvas de insectos. De hecho, el nombre científico del equidna significa "lengua rápida", lo que le viene como anillo al dedo.
También los caracteriza su facilidad para cavar. Las garras de las extremidades traseras de los equidnas están curvadas hacia atrás para ayudarlos a hacerlo. Esto les provee una forma casi impecable de protegerse del peligro, ya que pueden cavar para esconderse de depredadores y otros problemas.
¿Cómo se protegen estos animales?
El esconderse bajo la tierra no es el único mecanismo con el que cuenta el equidna para protegerse a sí mismo. Similar al erizo o el puercoespín, su pelaje espeso y sus púas le dan protección eficaz contra posibles depredadores. Algo interesante es que puede modificar la consistencia y estructura de sus púas, arrugando y endureciéndolas a su antojo.
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Otra arma de defensa es su tamaño pequeño y su comportamiento evasivo, que le permiten evitar la detección humana por largos períodos de tiempo.