Tal como lo indican María Cristina Linares y otros autores en “Abecedario escolar. Historia de objetos y prácticas” (2007), a mediados del siglo XIX se implementaron políticas para organizar, higienizar y disciplinar los espacios urbanos. Junto con otras instituciones, la escuela pública asumió esta tarea como una de sus finalidades más importantes. La enseñanza obligatoria requería espacios específicos, así que se realizaron grandes esfuerzos en el diseño y la construcción de edificios escolares.
Los primeros edificios escolares
La Escuela de Catedral al Norte, de 1860, fue la primera de las escuelas sarmientinas. Era monumental debido a la importancia atribuida a la educación como fundamento del progreso. Una vez unificada la Nación, y con el Consejo Nacional de Educación en funciones (1881), se inició un plan de edificaciones en Buenos Aires. También las provincias hicieron lo suyo. Grandes escuelas fueron fundadas con materiales de jerarquía, lo que les dio el nombre de “escuelas-palacio”.
Los edificios escolares austeros
A fines del siglo XIX, más precisamente en 1899, luego de una gran crisis económica, el arquitecto Morra preparó tres alternativas que se diferenciaban de las “escuelas-palacio”. El cuerpo central de los nuevos edificios escolares albergaría las funciones directivas y, perpendicularmente, una sucesión de aulas y patios abiertos de modo que todos los salones recibieran la misma iluminación y oxigenación. Aulas claras, buena ventilación, piso y frisos de madera y pizarrones frontales eran elementos que acompañaban al modelo pedagógico normalista. Aunque las fachadas se inscribieron en un austero estilo académico italiano, los espacios comunes como el salón de actos mantenían un estilo parecido al de las “escuelas-palacio”.
Los edificios escolares al estilo conventillo
El aumento en la demanda por la educación hizo que se buscaran alternativas como el alquiler de casas o la construcción de nuevas escuelas, muchas de ellas con el esquema del típico conventillo, esquema cerrado o en “U”, lo que implicaba una concepción más doméstica del espacio.
Otras variantes del edificio escolar
A partir de la década de 1930, debido a otra gran crisis económica y a nuevos conceptos arquitectónicos como el estilo internacional, se produjo un rechazo a la ornamentación y se comenzaron a utilizar materiales como el cemento, el metal y el vidrio. Un ejemplo de 1939 son las “escuelas-República” de ladrillos a la vista.
La unificación en la construcción de los edificios escolares
En 1969 la Dirección Nacional de Arquitectura Educacional, dependiente del Ministerio de Cultura y Educación, se hizo cargo de los edificios educativos de todo el país, salvo de las universidades. A partir de esta década algunos principios del estilo internacional, como la racionalidad, la funcionalidad, elementos estandarizados, frentes de ladrillo y cemento y carpintería de aluminio volvieron a tener importancia.
La descentralización de la construcción de los edificios escolares
A partir de 1978, y en el marco de la última dictadura militar, se produjo un proceso de descentralización, por lo que las escuelas primarias pasaron a depender de cada una de las provincias y de la Municipalidad de Buenos Aires. En esta última se inició un “Plan de 60 escuelas” que tuvo como eje articulador un espacio educativo totalizador, en el que las áreas tradicionalmente reservadas para recreos pudiesen ser utilizadas para actividades de aula. El hormigón armado, las vigas rectangulares, los ladrillos a la vista y la carpintería metálica continuaron con el estilo racionalista anterior. Las escuelas de los ‘60 y los ‘70, por su disposición interna, fueron las que lograron la forma panóptica más acabada.
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