Emmi Pikler, la médica austrohúngara que creó un método educativo innovador - Billiken
 

Emmi Pikler, la médica austrohúngara que creó un método educativo innovador

Emmi Pikler fue una médica formada en Viena (Austria) que se instaló como pediatra en Budapest (Hungría) en los años 1930. Quedó a cargo de una casa cuna en 1946 y allí creó el modelo educativo que hoy lleva su nombre. En esta nota, Billiken te cuenta la vida de esta educadora.
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Emmi Pikler fue una médica formada en Viena (Austria) que se instaló como pediatra en Budapest (Hungría) en los años 1930. Su visión de los niños pequeños como seres activos, competentes y capaces de iniciativas la llevó a convencer a las familias que ella acompañaba sobre la idea del desarrollo motor autónomo de los infantes y la importancia de una actividad autoinducida y conducida por el niño mismo. También tenía en cuenta la dimensión relacional, por lo que solía hablar de un compartir íntimo y profundo entre el adulto y el niño.

En 1946 se confió a Emmi Pikler la responsabilidad de una casa cuna (es decir, un centro benéfico y social, sin fines de lucro, que tenía como objetivo recibir a todos aquellos bebés o niños que sus familias no querían o no podían mantener) en Budapest. Esa casa cuna hoy en día se llama “Instituto Pikler”. En línea con el trabajo que hacía con las familias, Emmi Pikler buscaba el medio de ofrecer a los chicos que allí se criaban una experiencia de vida que fomentara su desarrollo y evitara las carencias dramáticas provocadas por la ausencia de un lazo significativo con los padres.

Emmi Pikler

En la casa cuna de la calle Lóczy implementó un modo de encargarse de los niños pequeños muy original e innovador. Emmi Pikler y sus colaboradoras permitían a los niños establecer vínculos cálidos con sus cuidadoras, gracias a una atención exclusiva ofrecida a cada uno durante los cuidados, a una coherencia en la vida cotidiana, a una estabilidad de los adultos y a las respuestas adaptadas a las necesidades individuales. Además, Emmi Pikler tenía confianza en la capacidad de cada niño para desarrollarse siguiendo sus propios intereses. La actividad autónoma sostenida por la relación establecida con los adultos era la clave de la metodología educativa empleada por esta médica

Emmi Pikler dirigió hasta 1979 el Instituto que lleva ahora su nombre. Falleció en 1984. Hoy, más de cien años después del nacimiento de su fundadora, el Instituto Pikler continúa recibiendo a niños con la misma rigurosidad y la misma preocupación en su bienestar.

La pedagogía “Pikler”

Este enfoque de enseñanza valora el desarrollo saludable del bebé, a través de la observación atenta del cuidador y la autonomía del niño o niña. Según esta perspectiva, no se debe inducir a los niños a realizar ciertos movimientos, como estar de pie, si no son capaces de hacerlos por sí solos. De esa manera, los más chicos tendrán la libertad de moverse y descubrir su propio cuerpo según la capacidad motriz que desarrollen. La pedagogía “Pikler” sostiene, además, que el tiempo del niño debe ser observado y respetado: el cuidador no debe apurar al bebé ni interrumpirlo, ya que de esa forma se sentirá seguro al desarrollarse de manera independiente. Por otro lado, este método de enseñanza indica que los responsables de los menores deben intervenir durante la actividad solamente cuando sea necesario: los niños deben descubrir por sí solos el entorno en el que se insertan, sus habilidades motrices y sus límites.

Recursos que utiliza el método de enseñanza “Pikler”

Hay recursos que apoyan el desarrollo del bebé y pueden usarse en el enfoque “Pikler”. Uno de los procedimientos consiste en explicarle al niño o niña las actividades diarias, como bañarse, comer y la higiene personal. El adulto debe pedirle al bebé que participe en la acción para que, de esa manera, se genere un vínculo de afecto y confianza entre ambos y un sentido de la responsabilidad. Otro recurso consiste en hablar con el bebé de manera constante. Aunque es probable que el bebé no entienda lo que se le dice, es importante que el cuidador hable durante las actividades, ya que fomenta la comunicación y la comprensión del niño, quien se sentirá más seguro con el vínculo creado. 

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