Aunque era una costumbre que venía de varios siglos atrás, en el siglo XIX era muy común que los niños vivieran en la escuela en calidad de “internos”. Tal como lo indican Carla Baredes y Pablo Pineau en “La escuela no fue siempre así” (2008), los alumnos salían solamente los fines de semana o en las vacaciones, y también podían recibir visitas en el internado. Si bien todavía quedan muchas escuelas de este tipo, empezaron a entrar en decadencia a mediados del siglo XX.
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