En medio del mar, al sur de Corea del Sur, se encuentra uno de los destinos naturales más impactantes del continente asiático: la Isla de Jeju. Con una extensión de 73 kilómetros de ancho y 31 kilómetros de largo, esta isla volcánica combina paisajes extraordinarios, historia, tradición y una biodiversidad única.
Por ello, fue elegida como una de las siete maravillas naturales del mundo por la fundación New7Wonders en 2011. Junto con la Isla de Jeju también están las Cataratas del Iguazú y la región del Amazonas.
Además de sus atractivos naturales, la Isla de Jeju es un símbolo cultural del país. Allí habita una comunidad tradicional de buceadora, las haenyeo, que conservan un estilo de vida ancestral y fueron reconocidas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
¿Qué paisajes esconde la Isla de Jeju?
La Isla de Jeju no solo llama la atención por su origen volcánico, sino también por la variedad de paisajes que ofrece. El monte Hallasan, un antiguo volcán que se alza en el centro de la isla, es la montaña más alta de Corea del Sur, con 1.950 metros. En sus laderas se pueden hacer caminatas entre bosques, cráteres y miradores que muestran la inmensidad del océano.
Además, en Jeju hay una red de más de 160 tubos de lava, cuevas formadas por antiguos ríos de magma. El más famoso es el túnel de lava Manjanggul, de más de 13 kilómetros de largo, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO en 2007.
Los viajeros también pueden disfrutar de cascadas, playas de arena negra y blanca, y acantilados como los de Jusangjeolli, donde las rocas se alinean en formas geométricas naturales que parecen esculpidas a mano.
¿Qué tradiciones vuelven famosa a la isla surcoreana?
Más allá de los paisajes, la Isla de Jeju ofrece experiencias únicas que combinan naturaleza y tradición. Entre las más destacadas se encuentran:
- Las haenyeo: mujeres buceadoras que recolectan mariscos sin oxígeno desde hace siglos. En 2016, esta práctica fue reconocida por la UNESCO por su valor cultural.
- El sendero Olle: una red de caminos costeros que recorren la isla a pie, con vistas panorámicas y tramos accesibles para todos.
- El Festival de los Cerezos: en primavera, la isla se llena de flores blancas y rosadas, y las calles se transforman en túneles de color.
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