¿Sabías que el parque más pequeño del mundo está en América? - Billiken
 

¿Sabías que el parque más pequeño del mundo está en América?

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Su creador no sólo se las ingenió para obtener el reconocimiento, sino que también inventó una leyenda urbana que involucraba a un duende irlandés. En esta nota, te contamos la historia de Mill Ends Park.
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Si quisiéramos dar una vuelta por el parque más pequeño del mundo, probablemente tardaríamos menos de un segundo. Y es que Mill Ends Park, el parque que ostenta el título, es una miniatura para los humanos, pero gigante para las hormigas.

En muchas ciudades, el tamaño promedio de los parques suele ser de 1.000 m². Es decir, lo más común es que ocupen una manzana. Pero el más pequeño del mundo lejos está de tener esa superficie, ya que ni siquiera supera el m².

Además, Mill Ends Park esconde una leyenda misteriosa, creada por la misma persona que fundó el parque. Al parecer, no sólo es el lugar de encuentro de personas curiosas, sino que también es el hogar de una pequeña figura irlandesa que otorga deseos.

¿Cuál es la superficie del parque más pequeño del mundo?

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Mill Ends Park se esconde a simple vista en las calles de la ciudad de Portland, en Oregon, Estados Unidos. Está, exactamente, en el cruce entre la Ruta Oregon 99W y la calle SW Taylor, con altura en esta última al número 56.

En sí, el parque consta de un círculo de 60,96 centímetros de diámetro y 0,2 m² de superficie, y no hay mucho que se pueda hacer allí. Si colocamos un pie a cada lado, vamos a poder cubrir la distancia del parque sin problema.

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Y aunque parezca una broma, no solo el ayuntamiento de Portland lo reconoció como el parque más pequeño del mundo, sino también el libro de los Récords Guinness en 1971.

¿Cuál es la historia de Mill Ends Park?

Mill Ends Park

Mill Ends Park tiene una historia particular. La idea inicial, en la década de 1940, era instalar un poste de luz en el lugar que hoy ocupa el parque para brindar mayor seguridad en la Ruta Oregon 99W. Sin embargo, por motivos desconocidos el gobierno de la ciudad no logró instalarlo.

Hasta ahí, nada nuevo. Miles de veces los gobiernos locales tienen planes que luego no pueden llevarse a cabo, y la instalación fallida de un poste de luz no era gran cosa. Pero un periodista de origen irlandés del Oregon Journal, Dick Fagan, decidió bromear con eso, y plantó unas flores en el hueco cavado para el poste.

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Mill Ends Park

Además, eligió el nombre de Mills End en referencia a los restos de madera que quedan sin utilizar en los aserradores. Es decir, que quedan abandonados, al igual que ese sitio para el periodista. Con el tiempo, el "nacimiento" del parque se hizo un lugar en los corazones de los habitantes de Portland, que pasaban a verlo y cuidarlo para mantener viva la historia.

En 1971, cuando fue declarado "parque más pequeño del mundo" por el Récord Guinness, se volvió furor. Desde entonces, solo fue desplazado una vez de su sitio original por la construcción de un edificio cercano, pero hoy cuenta con señalización y un cartel que indican su nombre y el récord.

Para muchos habitantes de Portland, se trata de un verdadero tesoro a preservar. Para otros, es más una broma que otra cosa, ya que es un parque en el que es imposible descansar o realizar cualquier actividad.

¿Hay un duende en el parque más pequeño del mundo?

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Mill Ends Park antes y después de la remodelación. Imagen: Google Maps.

Dick Fagan era una persona bastante creativa, y eso quedó demostrado no solo con la creación del parque, sino con la historia que inventó sobre él. Fagan, irlandés de nacimiento, conocía bien el mundo de los duendes.

Por ello, para aumentar la popularidad del parque, describía los "hechos extraños" que sucedían a menudo. Como trabajaba en un edificio que tenía vista al cruce de calles, podía ver todos los días lo que pasaba.

Y así fue que creó una leyenda urbana. Un día, según contó en una de las columnas del periódica, estaba mirando por la ventana cuando vio a un duende sentado en el hueco destinado al poste. Corrió para atraparlo, y a cambio de su liberación, el duende le otorgó un deseo.

Fagan pidió su propio parque, pero se olvidó de un detalle: no aclaró el tamaño. Así, el duende cumplió su deseo y apareció el famoso parque que se conoce hoy.

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