Canadá es un país enorme, que se caracteriza por tener grandes montañas y extensos bosques. Pero, por otro lado, la nación también administra cientos de territorios insulares y uno de los más llamativos es conocido como “Isla Sable”.
Este pequeño lugar, ubicado a 300 kilómetros de Halifax, Nueva Escocia, se encuentra en medio del Océano Atlántico Norte y no tiene ningún tipo de urbanización.
Sin embargo, a lo largo de la historia ha recibido a muchos navegantes, así como también a personal de mantenimiento para sus faros, cazadores y científicos de todo el mundo.
¿Cuál es la historia de la Isla Sable?
Uno de los primeros exploradores que certificó haber encontrado una extraña isla con forma de medialuna, en medio del océano, fue João Álvares Fagundes, quién la habría visitado en 1550.
Sin embargo, este territorio insular permaneció aislado del mundo hasta el siglo XIX, cuando las autoridades de Canadá decidieron construir dos faros (uno en cada extremo de la isla) y, por lo tanto, autorizar que el personal de estas torres habite en el lugar. Años más tarde, diferentes pilotos de la Segunda Guerra Mundial hicieron aterrizajes en la isla Sable.
Finalmente, recién en las últimas décadas Canadá decidió abrir la isla al turismo, crear una estación meteorológica en el lugar y proteger a todas las especies de animales y plantas que allí habitan, al reconocer esta isla como una Reserva de Parque Nacional el 20 de junio de 2013.
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¿Por qué en la Isla Sable ocurrieron más de 300 naufragios?
Si bien la Isla Sable nunca tuvo población permanente, es importante señalar que ha sido visitada en más de una ocasión por tripulantes de los más de 300 naufragios que hubo en la zona, entre el siglo XVI y el siglo XX.
Sucede que una de las características principales de este territorio insular es su clima. Además del frío intenso, la niebla es un factor muy presente, que suele presentarse con mayor intensidad durante el verano.
Por lo tanto, como la isla se ubica en medio de numerosas vías marítimas, ha sufrido el impacto de diferentes buques que colisionaron con los bancos de arena y, en algunos casos, quedaron completamente destruidos.
Según los historiadores, el primer naufragio registrado en la Isla Sable data del año 1583, cuando la tripulación del barco inglés Delight impactó contra la isla y debió sobrevivir en el lugar.
Finalmente, con la construcción de los dos faros en 1873, la cantidad de naufragios anuales se redujo. Es por eso que la última gran colisión ocurrió en 1947, cuando el barco de vapor Manhasset quedó varado sobre la arena.
Y, a pesar de que las embarcaciones actuales disponen de tecnología avanzada para detectar la Isla Sable en el camino, hasta 1999 se registraron lanchas o pequeños botes encallados .
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¿Cuáles son las características más llamativas de este islote de Canadá?
Además de su extraña forma de medialuna y los 500 caballos salvajes que habitan en el lugar, la Isla Sable de Canadá es un territorio repleto de curiosidades, que todo aventurero debería conocer.
Por lo tanto, los pocos afortunados que han tenido la posibilidad de poner un pie en este destino remoto, se informaron que la isla:
- Tiene una población temporal, integrada principalmente por empleados del gobierno y científicos.
- Cuenta con una serie de estaciones de salvamento, que se instalaron en 1801 y aún continúan en funcionamiento.
- Solo presenció el nacimiento de dos personas desde 1920.
- Mantuvo sus dos faros hasta 2004, cuando Canadá decidió desmantelar la estación de luz ubicada al oeste.
- Tiene 43,15 kilómetros de longitud y un máximo de 1,21 kilómetros de ancho.
- Su punto más alto se encuentra a 30 metros sobre el nivel del mar.
- Suele tener una temperatura media anual de 18,6°C.
- Tiene 22 días de niebla en julio.
- Carece de árboles naturales, ya que la naturaleza del lugar impide que especies del continente sobrevivan.
¿Se puede visitar este increíble destino?
Como hemos mencionado, la Isla Sable está ubicada a cientos de kilómetros de Canadá continental y no tiene ningún tipo de hospedaje, comercio o área de servicios para el turismo.
Por lo tanto, durante la mayor parte de su historia, el turismo se mantuvo alejado del lugar. Pero, en la actualidad, ese panorama cambió por completo.
Hoy en día, aquellos aventureros que desean conocer la fauna y flora de la Isla Sable, así como también sus maravillosas playas y el único faro que sobrevivió, lo pueden hacer, siempre y cuando organicen su agenda para aprovechar algunos de los pocos paseos guiados que se realizan en el lugar.
Redacción - Ignacio Risso.