A un siglo del nacimiento de Hachiko, el “perro más fiel del mundo” - Billiken
 

A un siglo del nacimiento de Hachiko, el “perro más fiel del mundo”

Hace cien años, en Japón nació Hachiko, el perro que se volvió famoso por esperar el regreso de su dueño durante 10 años.

Hachiko nació en 1923, en la ciudad de Odate, China. Era un perro de color blanco y de gran tamaño, de raza akita, considerada una de las más antiguas y populares del país.

Esta tierna historia fue adaptada cinematográficamente en dos ocasiones. Primero lo hizo un director japonés Seijiro Koyama, en 1987, con una película que llamó "Hachiko Monogatari". Y luego, en 2009 llegó la adaptación de Hollywood con la famosa película "Siempre a tu lado", protagonizada por Richard Gere.

La historia de Hachiko

El dueño de este famoso perro fue un profesor de agronomía de la Universidad de Tokio, llamado Hidesaburo Ueno, quien se encontró con el animal por primera vez en 1924, cuando apenas era un cachorro.

Si bien en un principio Ueno no concebía la idea de quedarse con el can, todo cambió cuando advirtió que este tenía un problema en sus patas delanteras. A partir de entonces, decidió llamarlo Hachi que en japonés significa ocho.

Así fue como Hachi y Ueno se volvieron inseparables y pronto el perro se integró a su rutina; lo acompañaba cada día a la estación del tren y lo iba a esperar a la vuelta, cuando se acercaba la hora de que su dueño regresara del trabajo.

Esta amistad se extendió relativamente poco tiempo, hasta el último día de vida del profesor dado que falleció el 21 de mayo de 1925, a los 53 años por una hemorragia cerebral. No obstante, el perro continuó a la espera de su amo, y siguió yendo cada día a la estación durante 10 años.

Pronto comenzó a llamar la atención de los vecinos del lugar, quienes tras advertir esta situación comenzaron a cuidar de él y a alimentarlo. Esta rutina se mantuvo durante una década hasta que finalmente el 8 de marzo de 1935, Hachiko murió de forma natural.

Su estatua

En Japón existe una estatua de Hachiko, el cual lo recuerda e inmortaliza su gran lealtad. Se trata de una figura de bronce frente a la estación de Shibuya, en Tokio, donde solía esperar a su dueño.

Esta escultura se inauguró en 1934, y era frecuentada por estudiantes con el fin de que conozcan su legado como ejemplo de devoción y fidelidad. Sin embargo, con la estallido de la Segunda Guerra Mundial, desde el gobierno encargaron fundirla para fabricar armas con el bronce. En 1947 se presentó una nueva, y es la permanece hasta el día de hoy.

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