En el corazón del barrio de San Cristóbal, sobre la calle San Juan al 3000, se alza una construcción que llama la atención de vecinos y visitantes: la Casa Anda. Este edificio, de estilo ecléctico y con un mirador en la esquina, forma parte del patrimonio urbano de la Ciudad de Buenos Aires. Ha sido escenario de múltiples relatos que combinan historia y leyenda.
La vivienda fue levantada a comienzos del siglo XX y perteneció a la familia Anda, de origen vasco. Con el tiempo, la casona se convirtió en un ícono del barrio no solo por su valor arquitectónico, sino también por las historias trágicas que la rodean.
Casa Anda: arquitectura y valor histórico
La Casa Anda se caracteriza por su fachada ornamentada y su singular mirador, al que se accede por una estrecha escalera de caracol. Este detalle arquitectónico, poco común en la zona, le otorgó gran notoriedad.
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De acuerdo con documentos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la casona se construyó hacia 1910 y es un ejemplo representativo de las viviendas familiares acomodadas de la época. Aunque hoy no conserva el esplendor original, sigue siendo un punto de referencia para quienes recorren San Cristóbal.
Algunos datos destacados de la Casa Anda son:
- Ubicación: Avenida San Juan 3137, barrio de San Cristóbal.
- Año estimado de construcción: alrededor de 1910.
- Elemento distintivo: un mirador en esquina conocido como “el mirador del ahorcado”.
El “mirador del ahorcado” y las leyendas urbanas
Más allá de su valor arquitectónico, la Casa Anda es célebre por una historia que le dio un halo de misterio. En el mirador se habría producido el suicidio de un integrante de la familia Anda, lo que llevó a bautizarlo como “el mirador del ahorcado”.
Con el paso del tiempo, esta versión se transformó en una leyenda urbana que atrajo a curiosos y a quienes buscan relatos de casas “malditas” en Buenos Aires. Si bien no hay pruebas documentales que confirmen los hechos, el mito permanece vivo y alimenta la identidad de la casona.
Un legado que perdura en San Cristóbal
Hoy la Casa Anda ya no pertenece a la familia original, pero continúa siendo objeto de interés para arquitectos, historiadores y vecinos. Su presencia en la esquina es testimonio de un barrio que supo combinar modernidad con tradición, y que aún guarda rincones llenos de historias para descubrir. No es solo un edificio: es un símbolo de San Cristóbal que, entre certezas y leyendas, mantiene viva la memoria del pasado porteño.