De todos los que se construyeron en suelo argentino, uno de los hoteles más famosos e históricos conserva el nombre de Gran Hotel Viena. Se inauguró en Miramar, Córdoba, a mediados de 1945, y todavía continúa en pie.
Este hospedaje pasó por numerosas facetas. Su construcción avanzó con velocidad pero, tras la apertura, no alcanzó el éxito que su dueño había deseado.
De todas formas, cada rincón de este espacio recibió el mantenimiento adecuado y en sus habitaciones se alojaron huéspedes hasta 1985, cuando el establecimiento cerró para siempre. Desde entonces, es un museo.
¿Cómo fueron los primeros años del Gran Hotel Viena de Córdoba?
La obra del Gran Hotel Viena fue organizada, supervisada y financiada por el empresario alemán Máximo Pahlke, que llegó a esta zona de Argentina por primera vez en 1936.
Pahlke se acercó hasta Miramar con la intención de buscar una solución a los problemas de salud que tenía su hijo, mediante el accionar de las propiedades curativas del agua de Mar Chiquita.
Tras su llegada, se hospedó en una pequeña pensión, que finalmente adquirió y renovó por completo. En 1938 la bautizó como “Pensión Alemana” y en 1939 le cambió el nombre a “Pensión Viena” en homenaje a la ciudad natal de su esposa.
Finalmente, en 1940 proyectó una enorme ampliación del hospedaje, que permaneció en construcción durante cinco años. En 1945, se reinauguró como Gran Hotel Viena.
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¿Qué comodidades tenía este hospedaje?
El Gran Hotel Viena no tuvo un comienzo estelar, ya que durante los primeros años de su historia perdió a su dueño, Máximo Pahlke, que meses después del estreno dejó Argentina y nunca más volvió.
Pero, a pesar de la baja concurrencia y los numerosos cambios administrativos, el hospedaje conservó todas sus comodidades. Los huéspedes disponían de:
- Espacios con pisos de granito, paredes de mármol de Carrara de Italia y arañas de cristal, además de aire acondicionado central y calefacción (únicamente en el ala principal, destinada a los turistas mas adinerados).
- Sucursal bancaria.
- Central telefónica.
- Peluquería.
- Sucursal de correo.
- Cámara frigorífica.
- Proveeduría.
- Panadería.
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Además, quienes dormían en este emblemático lugar, también podían hacer uso del pabellón termal, donde se brindaban sesiones de fangoterapia y balneoterapia, así como también de la pileta de natación, los muelles, las cocheras, la fábrica de hielo, el taller mecánico y el surtidor de combustible.
¿Por qué cerró el Gran Hotel Viena de Córdoba?
Cuando Máximo Pahlke dejó el país, su puesto quedó en manos del jefe de seguridad del Gran Hotel Viena, Martin Krüegger, que en ocasiones llegó a ser la única persona en su interior.
Krüegger permaneció en el lugar hasta su fallecimiento, en 1954. Luego de este episodio, el hospedaje permaneció bajo la administración de la familia de Koloman Kolomi Geraldini, que antiguamente se encargaban de los trabajos de jardinería.
Y, en estas circunstancias, el Gran Hotel Viena siguió abierto sin mayores dificultades hasta 1977, cuando sufrió una fuerte inundación que destruyó gran parte del edificio de 3 plantas, 74 habitaciones y 9.000 metros cuadrados de superficie.
Si bien la estructura se recuperó y al año siguiente albergó un casino, que funcionó en el lugar hasta 1980, una nueva inundación avanzó sobre la construcción en 1985. En esta ocasión, se decidió su cierre.
Aunque el establecimiento perdió su esplendor, sobrevivió hasta la actualidad. Incluso, muchos espacios internos se conservan en buen estado. Es por eso que, hoy en día, se lo identifica como un museo, que se puede explorar mediante visitas guiadas.