Ubicada en una de las esquinas más emblemáticas de la ciudad, la Mansión Pinasco fue un símbolo del esplendor rosarino de principios del siglo XX. Hoy, su legado sobrevive en la memoria colectiva. En el corazón de Rosario, donde hoy el tránsito fluye sobre el cruce de Oroño y Córdoba, alguna vez se alzó una de las residencias más impresionantes de Rosario. Su fachada elegante, sus jardines cuidados y su imponente arquitectura la convirtieron en un emblema de la Belle Époque rosarina. Pero la historia de esta casona no tuvo final feliz: fue demolida entre 1964 y 1972, y con ella desapareció una parte valiosa del patrimonio urbano.
Tres datos clave sobre la Mansión Pinasco
- Fue construida a partir de 1903 por los arquitectos Ítalo Méliga y Juan Bosco.
- Ocupaba la esquina de Oroño y Córdoba, en el centro de Rosario.
- Fue demolida entre 1964 y 1972, tras décadas de simbolizar el lujo y la historia de la ciudad.
La Mansión Pinasco y el esplendor de Rosario
La Mansión Pinasco, también conocida como Palacio Pinasco, fue construida a partir de 1903 por encargo de la familia Pinasco, de origen genovés. El diseño estuvo a cargo de los arquitectos Ítalo Méliga y Juan Bosco, quienes optaron por un estilo ecléctico con fuerte inspiración francesa, muy en sintonía con las grandes construcciones de la época.
La casona ocupaba la esquina noreste de Boulevard Oroño y calle Córdoba, una zona que se transformó en símbolo de prestigio residencial durante las primeras décadas del siglo XX. Con sus techos altos, sus detalles ornamentales y su amplia galería, la residencia reflejaba el poder económico y social de sus dueños.
Una familia que dejó huella en Rosario
Los Pinasco llegaron desde Italia a fines del siglo XIX y se destacaron como comerciantes, industriales y referentes políticos. Uno de los miembros más sobresalientes fue Santiago Pinasco, quien ocupó el cargo de intendente de Rosario entre 1904 y 1906. La familia también tuvo vínculos con instituciones como el Hospital Italiano Garibaldi, el Jockey Club y la Unión Industrial Argentina.
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Además de la demolida mansión, otra residencia de la familia —la Casa Pinasco Piñeiro, obra de Alejandro Christophersen— se mantiene en pie y hoy funciona como sede del Rectorado de la Universidad Nacional de Rosario.
El final de la Mansión Pinasco
A partir de los años 60, el valor inmobiliario del terreno comenzó a pesar más que su valor histórico. En enero de 1964, comenzó la demolición parcial de la casona, y el proceso concluyó en 1972. En su lugar, se proyectaron diferentes obras, como un monumento a Bernardino Rivadavia, que nunca se concretó, aunque una placa aún recuerda esa propuesta.
Hoy, la Mansión Pinasco sobrevive en las fotos, las crónicas y los relatos de quienes aún recuerdan su esplendor. Su desaparición generó un profundo debate sobre la necesidad de preservar el patrimonio arquitectónico rosarino.
Fotos de Patrimonio Unido
