El 10 de diciembre es el Día del Comunicador Social en conmemoración a la fecha en que se creó la carrera en la Universidad de Buenos Aires.
Efectivamente, la licenciatura en Ciencias de la Comunicación Social se aprobó el 10 de diciembre de 1985, en el contexto de una democracia recién recuperada. De hecho, la fecha coincide con la del Día de la Recuperación Democrática, que recuerda la asunción de Raúl Alfonsín como presidente electo luego de siete años de una de las más terribles dictaduras militares que padeció la Argentina.
La coincidencia de fechas también permite pensar en la importancia de la libertad de expresión y del ejercicio del derecho a la comunicación para el funcionamiento del régimen democrático. Los medios de comunicación, tanto los masivos como los alternativos y comunitarios, son actores fundamentales para el acceso a la información socialmente necesaria. Y el trabajo de los profesionales de la comunicación resulta fundamental para enriquecer las coberturas mediáticas desde una mirada crítica y analítica.
La Carrera de Ciencias de la Comunicación en un contexto cambiante
La carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires tiene un plan de estudios compuesto por 24 materias comunes más 6 materias del ciclo de orientación, a lo que hay que sumarle 3 niveles de idioma extranjero y el Ciclo Básico Común (CBC). El estudiante puede elegir entre las orientaciones de periodismo, opinión pública y publicidad, comunicación comunitaria, comunicación y procesos educativos y políticas y planificación de la comunicación.
El contexto actual, caracterizado por la circulación vertiginosa de información, por los cambios en los hábitos de consumo de noticias, por la digitalización de los contenidos, por la competencia entre medios y por la precarización de la profesión periodística, hace necesario nuevos perfiles de comunicadores y comunicadoras con competencias acordes para enfrentar los nuevos desafíos que impone un mercado periodístico en crisis y una sociedad donde la noticia circula como una mercancía más. Es ahí donde la universidad tiene la enorme responsabilidad de reformar el plan de estudios para que los futuros graduados puedan insertarse en el ámbito profesional con una preparación adecuada a esos nuevos y complejos horizontes.
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