En 1784 la familia San Martín regresa a España. En el continente europeo y luego de ingresar al Regimiento de Infantería de Murcia con tan solo 11 años, José de San Martín combatió en muchas batallas. Luego vivió un tiempo en Londres hasta que finalmente regresó al Río de la Plata en 1812 para concretar su sueño de luchar por la independencia. Una semana después, a pedido del Triunvirato, creó el Cuerpo de Granaderos a Caballo.
Las tropas revolucionarias tenían una pobre formación militar, estaban mal equipadas y carecían de experiencia. Además, Buenos Aires necesitaba una fuerza rápida y eficaz que pudiera hacer frente a los desembarcos fugaces de las tropas realistas en el litoral del Paraná. Y nada mejor que la caballería para cumplir ese propósito. La llegada de San Martín se recibió con gran satisfacción. El futuro Libertador había combatido en España contra el ejército francés, donde varias de sus unidades estaban conformadas por granaderos a caballo. Sugirió entonces ese tipo de formación, lo que el Primer Triunvirato aceptó.
El 16 de marzo de 1812 se formó el primer escuadrón y San Martín eligió uno por uno a sus integrantes. Todos ellos debían cumplir con ciertas pautas como ser sanos, no tener vicios, saber cabalgar muy bien y demostrar valentía. Las tácticas de combate se las enseñarían él y sus oficiales durante el duro entrenamiento a que fueron sometidos en el cuartel del Retiro.
Luego se formaron tres escuadrones más, el último a fines de 1813. Integraron el núcleo inicial, que fue dividido en dos compañías, Carlos de Alvear, Francisco Luzuriaga, Manuel Hidalgo, José Zapiola, Justo Bermúdez, Hipólito Bouchard, Pedro Vergara, Agenor Murillo, Francisco Vera y Mariano Necochea.
La batalla de San Lorenzo, el bautismo de fuego de los Granaderos
El 3 de febrero de 1813 los granaderos tuvieron su bautismo de fuego en la localidad santafesina de San Lorenzo, cerca del convento de San Carlos. San Martín había sido advertido de un probable desembarco realista en la zona y, luego de llegar, ocultó la tropa detrás del edificio.
El terreno que separaba al monasterio del río era una planicie perfecta para una carga de caballería. Una vez producido el desembarco, los granaderos, divididos en dos columnas, se precipitaron sobre el enemigo provocando la inmediata huida. Las naves se alejaron rapidamente, lo que permitió recoger dos cañones, 40 fusiles, cuatro bayonetas y una bandera. La acción duró apenas 15 minutos, pero tuvo importantes consecuencias: no hubo nuevas incursiones realistas en el Litoral y sus barcos quedaron inactivos desde entonces.
El código de honor que todo Granadero debe cumplir
Los granaderos tienen un código de honor que redactó el propio San Martín, donde se establece una serie de reglas de conducta que deben cumplirse para merecer formar parte de ese cuerpo militar. Entre ellas, se dictaminó la prohibición de “poner la mano a cualquier mujer aunque haya sido insultado por ella”. Además, condena la traición, la calumnia, las adicciones como el juego y la bebida, y las actitudes de no socorrer a los compañeros que se hallen en peligro en acción de guerra. En la actualidad, hay mil granaderos aproximadamente y son la custodia exclusiva del Presidente de la Nación, intervienen en el servicio de seguridad de la Casa de Gobierno y la residencia presidencial.