La histórica Confitería Del Molino es una de las construcciones más emblemáticas de la Ciudad de Buenos Aires. Desde la imponente esquina de Rivadavia y Callao se erige este referente del Art Nouveau que fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Con una superficie total edificada de 7.600 metros cuadrados, el edificio tiene una planta baja donde se ubica la confitería, cinco pisos y tres subsuelos. En el primero tiene lugar un salón de fiestas y en los pisos subterráneos se ubican la sala de máquinas, el depósito de combustible y las áreas de elaboración de pastelería y confitería. Una de las características que más llama la atención es la gran calidad de sus materiales, muchos de los cuales se trajeron de Italia.
Origen de la confitería del Molino
Su origen se remonta al año 1905 cuando la confitería, que estaba en la esquina de Rivadavia y Rodríguez Peña, se traslada al nuevo local de Rivadavia y Callao. En este entonces se llamaba "Confitería del Centro" y uno de sus propietarios era Cayetano Brenna, un prestigioso pastelero de origen italiano.
El 9 de julio de 1916, en conmemoración del Centenario de la Independencia, la panadería se reinaugura como “Confitería del Molino” en un edificio que integra varias propiedades linderas y que se transformará en un ícono del art nouveau en la Argentina. Le pusieron "Del Molino", porque enfrente, en la Plaza del Congreso, funcionaba el primer molino harinero de Buenos Aires, el llamado molino a vapor de Lorea.
Eventos históricos
En el marco del primer golpe de estado que derrocó a Hipólito Yrigoyen, en 1930 la confitería es incendiada y cierra. Su reconstrucción demandó casi un año de trabajo.
Otro momento importante ocurre en 1978 cuando, ante la quiebra comercial del local, los nietos de Cayetano Brenna adquieren el inmueble y le realizan mejoras para adecuarlo a los nuevos tiempos. En 1997 se declaró Monumento Histórico Nacional pero la crisis provoca el cierre de la confitería.
En 2014 se produce la expropiación del edificio por su valor histórico y cultural y cuatro años después pasa a manos del Congreso Nacional. Una Comisión bicameral Administradora se hace cargo y encara las tareas de recuperación.
El edificio de la Confitería del Molino
La construcción de este hermoso edificio estuvo a cargo del arquitecto Francisco Gianotti, uno de los más famosos de la época, a quien Brenna había contactado para realizar la obra de la unificación de los locales. Los materiales fueron traídos de Italia: puertas, ventanas, mármoles, manijones de bronce, cerámicas, cristalería y más de 150 metros cuadrados de vitraux.
Una de las novedades del edificio radicó en que su estructura se hizo en hormigón armado, algo que no era habitual en la época. El edificio posee mosaicos opalinos, capiteles de bronce y cerámicas de oro en la mansarda. La fachada tiene un desarrollo simétrico y está revestida en piedra parís. Coronando el ático, hay unas esculturas alegóricas que homenajeaban a las provincias argentinas. Hacia el frente pueden verse las aspas de un molino de fantasía sobre el que se alza la imponente cúpula en forma de aguja que fue cerrada con vitrales Art Noveau multicolores.
Escenario de importantes personalidades
La Confitería del Molino fue escenario de grandes acontecimientos y lugar de encuentro de destacadas figuras del arte, la cultura y la política. Entre otras, Agustín Pedro Justo, José Félix Uriburu, Marcelo Torcuato de Alvear, el príncipe Humberto II de Italia, el Príncipe de Gales, el Doctor Alfredo Palacios, los tenores Tito Schipa y Beniamino Gigli, las sopranos Lily Pons y María Barrientos; poetas y escritores como Leopoldo Lugones, Amado Nervo, José Ingenieros, Oliverio Girondo, Roberto Arlt y Ramón Gómez de la Serna. También pueden mencionarse a Eva Perón, Libertad Lamarque, Niní Marshall y el gran Carlos Gardel.
En el plano internacional, Madonna utilizó las instalaciones de la confitería Del Molina para grabar un videoclip del tema musical l Love don´t live here anymore en marzo de 1996, mientras rodaba la película Evita.
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