Cristina Breccia fue una artista y dibujante infantil, quien, entre muchos de sus trabajos, tuvo un paso inolvidable por la historia de Billiken. Sus ilustraciones decoraron diversas páginas y tapas de libros, y su arte forma parte de la cultura argentina.
Quien fue Cristina Breccia
Nació en Buenos Aires el 24 de febrero de 1951. Tal como sus hermanos, heredó el talento artístico de su padre, Alberto Breccia: famoso historietista uruguayo que desarrolló toda su carrera en Argentina.
Cristina comenzó su carrera profesional con sus estudios de grabado y pintura con los maestros Eduardo Audivert y Demetrio Urruchúa. En 1973 comenzó a publicar láminas escolares para las revistas Anteojito y Billiken, pero sus primeras incursiones en la ilustración infantil fueron las historietas Bejanmín, el vampiro y El gato Blas de 1978. Lamentablemente estas producciones nunca llegaron a publicarse.
Un año después, empezó su trabajo con las galletitas Manón. Su tarea consistió en ilustrar una serie de fábulas las publicitaban en la revista Billiken. Estas ilustraciones se extendieron hasta mediados del año ‘80.
También en 1979, realizó la historieta adulta 1+1= Dios, con adaptación de Norberto Buscaglia sobre un cuento de Gérard Klein. Se publicó por primera vez en la revista Fierro en 1985.
En 1981, inició la adaptación de obras de Shakespeare al formato de historieta. La primera obra adaptada por Norberto Buscaglia e ilustrada por Cristina Breccia fue Macbeth (publicada en Rambla y en Alter en 1985). A la que le siguieron, Sueño de una noche de verano en 1982 (publicada por Rambla en 1985), Las alegres comadres de Windsor y La tempestad en 1984.
En 1982, comenzó a ilustrar algunos títulos de la colección juvenil Biblioteca Billiken para la editorial Atlántida, participación que se dio de forma esporádica hasta 1993.
Desde 1988, colaboró para la revista italiana Pimpa donde realizó dibujos infantiles para juegos interactivos. Ese mismo año, empezó su afición por la confección de extraordinarios muñecos de trapo que representaban vivamente sus ilustraciones. Muchos de estos muñecos se pusieron en venta en la Librería Atlántida y en la Casa de las muñecas, en Bariloche.
En 1989, participó y ganó el quinto premio del “Concurso Gianduja”, organizado por la empresa de chocolates italiana Caffarel.
En 1991, realizó para la colección “Mini-Atlántida”, una serie de libros infantiles y juveniles. Entre ellos, El gigante egoísta de Oscar Wilde y La abejita haragana de Horacio Quiroga.
En 1992, comenzó a trabajar para la revista Anteojito y, desde entonces, formó parte del staff de colaboradores.
Durante el ‘97, se reunieron en cuatro volúmenes -Mi libro de juegos, editorial Imaginador- los mejores juegos interactivos que realizó para la revista Pimpa. También se utilizaron algunas ilustraciones de estos juegos para confeccionar El libro del bebé, editado por Imaginador.
Desde el 2001 hasta su fallecimiento en 2021, Cristina se dedicó a la ilustración infantil y a la confección de muñecos.