Esta casa se encuentra en la terraza de un edificio de nueve pisos, donde funcionó una de las mayores mueblerías del país. Ubicado en Sarmiento, casi esquina Cerrito, tiene una de las mejores vistas de Buenos Aires. En esta nota, Billiken te cuenta más sobre esta extraña construcción.
Buenos Aires encierra muchas curiosidades. En plena avenida 9 de julio hay un chalet desde cuyas ventanas se obtiene una de las mejores vistas de la ciudad. Un capricho arquitectónico que data del año 1927. En medio de un barrio de altos edificios, este tipo de construcción era toda una curiosidad.
Esta casa se encuentra en la terraza de un edificio de nueve pisos ubicado en Sarmiento, casi esquina Cerrito. Fue construido por Rafael Díaz, un inmigrante valenciano que se dedicaba a la venta de muebles. Había llegado a Buenos Aires en 1890 y en la década de 1920 creó Muebles Díaz, un gran local que funcionaba en la planta baja del edificio.
El objetivo de construir el chalet arriba del edificio respondía a la necesidad de Rafael Díaz de contar con un espacio de descanso en la jornada laboral. El español trabajaba todos los días en la mueblería y esta casa era su refugio para almorzar y dormir la siesta. En cada uno de los pisos del edificio se exhibía un estilo distinto de muebles. Así llegó a ser el showroom más grande de América Latina.
La casa cuenta con 200 metros cuadrados aproximadamente y posee dos pisos y un altillo. En 1936, desde las alturas de su chalet de descanso, Díaz pudo ver cómo se erigía el Obelisco, a apenas cien metros de su negocio. Un año más tarde, también fue testigo de la inauguración del primer tramo de la avenida 9 de Julio. Desde su terraza, puede verse también la cúpula del Congreso y el Palacio Barolo. En 2014, fue declarada patrimonio histórico de la Ciudad.
Muebles Díaz crecía cada vez más. Fue pionera en la venta a crédito y con el tiempo se la empezó a conocer como “la mueblería del chalet”. Vendía muebles a todo el país y el dueño hizo una gran fortuna. Así, Rafael Díaz pudo comprar edificios, cines, hoteles y teatros. Hasta llegó a tener una emisora de radio propia, que funcionaba en la emblemática casa y que con el tiempo pasó a ser Radio Rivadavia.
En la década de 1960 Rafael Díaz falleció y la mueblería dejó de funcionar a fines de la década siguiente. Con el auge de los carteles luminosos, el chalet quedó tapado y permaneció abandonado y oculto por años. En la década del 80 los pisos del edificio se alquilaron a oficinas de distintas empresas. Actualmente, los herederos de este visionario comerciante están buscando alternativas para darle al edificio entero otro tipo de uso.
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