Los libros nos hacen libres, y no alcanza con festejarlos una sola vez. Por eso, además de la fecha internacional (23 de abril), en Argentina el Día del Libro se celebra cada 15 de junio.
Para esta jornada, Billiken conversó con Sol Silvestre, docente y escritora, sobre por qué es importante contar con un Día del Libro en Argentina, cómo es el proceso para escribir libros infantiles y por qué es fundamental fomentar la lectura en personas de todas las edades.
¿Desde cuándo se celebra el Día del Libro en Argentina y por qué es importante hacerlo?
La elección del 15 de junio para celebrar el Día del Libro en Argentina no es azarosa. Ese día de 1908 se entregaron los premios de un concurso literario que organizó el Consejo Nacional de Mujeres. Para 1924, el Consejo consiguió que la fecha fuera declarada "Fiesta del Libro" por el entonces presidente, Marcelo Torcuato de Alvear.
En 1941, el Ministerio de Educación declaro la fecha como "Día del Libro", celebración que se extiende hasta la actualidad. Desde ese momento mucho cambió, pero no el espacio que merecen los libros en la educación y la cultura.
Para Sol Silvestre, el Día del Libro es una buena jornada para recordar uno de los trabajos más importantes: el de los bibliotecarios y bibliotecarias, quienes cubren muchos frentes. No sólo están disponibles para consultas, organizan y recomiendan libros y mantienen las bibliotecas en orden, sino que también son vitales para muchos establecimientos.
Las escuelas rurales, por ejemplo, suelen estar alejadas de las bibliotecas y se les dificulta el traslado. Pero ahí están los bibliotecarios y bibliotecarias, haciendo lo imposible para "llevar la biblioteca a la escuela", como cuenta Silvestre. Tanto su trabajo como el espacio que construyen y que extienden son fundamentales para toda la comunidad.
Mirá También

¿Cómo enseñar a leer y escribir a los adolescentes en un mundo cada vez más mediatizado?
¿Existen recetas para escribir libros infantiles?
Sol Silvestre empezó a escribir libros infantiles cuando sus hijos eran pequeños. No tanto porque fueran pequeños, sino porque verse rodeada de literatura infantil la llevó a tomar la pluma y el papel: “leer libros para chicos me llevó a escribir libros para chicos”.

Pero su escritura no es cosa sencilla: “si bien no hay recetas, sí hay que tener en cuenta que el lector infantil no tiene ni la experiencia vital ni la experiencia lectora que tienen los adultos. En ese sentido hay que tratar de allanarles un poco el camino. Esto no significa que haya que subestimarlos, hablarles con diminutivos o explicarles el chiste todo el tiempo, porque los chicos son super inteligentes y muchas veces más que los adultos”.
¿Y cómo se hace para elegir los temas? Algunos, cuenta Silvestre, son igual de complicados en niños que en adultos. La muerte es uno de ellos, por ejemplo. Pero al momento de escribir literatura infantil, importa más el abordaje que el tema:
“El desafío es ver de qué manera los tratás, cómo hacés para que resulten interesantes para el chico, para que resulten claros. Y la literatura infantil es literatura, entonces también hay un cuidado en la palabra, en la textura de la prosa, en la musicalidad, en cómo decís las cosas que decís. Que el chico no tenga todavía un entrenamiento lector no significa que uno no le tenga que ofrecer calidad literaria”.
Día del Libro: ¿por qué es importante fomentar la lectura?

Que durante la niñez somos como esponjas es algo cierto: “Los hábitos que adquirimos en esa edad se fijan más fácilmente”, dice Silvestre. Pero más allá de eso, cuenta que es importante fomentar la lectura en todas las edades.
“Leer nos ayuda a pensar, nos permite conocer otras miradas, otros puntos de vista y otras culturas, a veces de lugares y épocas muy remotas. También nos ayuda a ser más empáticos, a poder estar en el lugar del otro. Y leer despierta la imaginación, sin duda, y la imaginación es algo muy útil, ya lo decía Einstein, ¿no?”
Tener más o menos imaginación nos permite, a la vez, resolver mejor los problemas. Cuantas más ideas, más formas de solucionarlos. Además, leer “ayuda también a adquirir vocabulario, y eso hace que me pueda comunicar mejor, que pueda expresar mejor lo que siento, lo que necesito, y que pueda exigir, si necesito exigir algo”. Lo mismo que decir que “leer nos hace libres”, como bien expresó Silvestre.