Jason Arday es el profesor afrodescendiente más joven de la Universidad de Cambridge con 37 años de edad. Cuenta que haber llegado al puesto es un sueño cumplido para él.
Los últimos 15 años de su vida, antes de alcanzar la posición donde está, fueron muy difíciles. Luego de una adolescencia signada por un diagnóstico temprano, pasó su juventud trabajando en supermercados o en baños públicos y restaurantes como limpiador nocturno, fregando inodoros.
Él siguió, sabiendo que su situación no duraría para siempre: "Tenía un mantra -cuenta Arday- que solía decirme a mí mismo: 'No siempre va a ser así'".
Un temprano diagnóstico
Este profesor de sociología de la educación no supo leer ni escribir hasta los 18. Previamente, a los 3 años, había sido diagnosticado con retraso global en el desarrollo y trastorno del espectro autista. No pudo hablar hasta los 11; su mamá usaba música y letras para ayudarlo.
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Arday cuenta que usaba lenguaje de señas para comunicarse. Un tiempo después, le dijeron que probablemente iba a necesitar ser alojado en un centro de vida asistida y recibir apoyo de por vida cuando fuera adulto. Pero el nativo de Londres no se dejó estar.
Jason Arday y una decisión
Un día, en la pared del dormitorio de su mamá, Arday escribió una lista de objetivos. Uno era: "Un día voy a trabajar en Oxford o Cambridge". De ahí en adelante se recibió, obtuvo dos títulos de maestría, un certificado de posgrado en educación para convertirse en profesor de educación física y un doctorado de la Universidad John Moores de Liverpool.
¿Cómo lo hizo? Se mandó, digamos. Él mismo contó a The Times: "A pesar de lo optimista que soy, no hay manera de que yo hubiera podido pensar que todo esto podía suceder. Es simplemente una locura".
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Después agregó: "Cuando arranqué a escribir artículos académicos no tenía idea de lo que estaba haciendo. No tenía un tutor y nadie me enseñó a escribir. Todo lo que envié fue rechazado violentamente. El proceso de revisión por pares fue tan cruel que casi era divertido, pero lo traté como una experiencia de aprendizaje y empecé a disfrutarlo".
En todas sus entrevistas, Jason destaca la importancia de un figura crucial en su camino: su tutor, Sandro Sandi. Un simple "vos podés" y mensajes diarios a Arday expresándole cuánto creía en él impulsaron al joven hacia sus sueños.
La misión de Jason Arday
Jason ahora tiene un puesto en la segunda mejor universidad del mundo, y además es el profesor afrodescendiente más joven de la escuela. Entonces, ¿cuál quiere que sea su legado?
"Mi trabajo se centra principalmente en cómo podemos abrir puertas a más personas de entornos desfavorecidos y democratizar verdaderamente la educación superior", dijo Arday a The Times. El profesor dedica sus trabajos académicos a la subrepresentación de las personas de color y la discriminación racial en la educación.
Cuando se le pregunta sobre su propio destino, Jason no cree que su trabajo en el mundo académico sea algo por lo que será recordado. “Las cosas que siempre han tenido significado para mí son las que hago y que sirven a un bien mayor, los actos desinteresados”, cuenta.