"A cada chancho le llega su San Martín": la expresión popular que en principio, se atribuye a José de San Martín, pero no tiene que ver con él, sino con la religión.
El origen de esta frase, como muchas de las que se usan cotidianamente, viene de Europa y está vinculada con la festividad de San Martín de Tours, el obispo que hoy es patrono de la Ciudad de Buenos Aires.
El significado es claro: todos los que han pecado recibirán su merecido. Se relaciona con San Martín de Tours porque el 11 de noviembre, día de la festividad del santo, coincide con la época de la matanza del cerdo en varias regiones españolas.
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Sucede que el sacrificio del animal podía retrasarse hasta la llegada de días más frescos, por ser un clima propicio para la curación del jamón. Entonces, el día de San Martín era usada como una referencia. Asociando estos dos rituales es que nació el dicho, porque aunque se retrase un poco, el destino o el castigo siempre llega.
¿Quién fue San Martín de Tours?
Nació en el territorio que hoy pertenece a Hungría, en en el siglo IV. Miembro de una familia romana, fue contra lo que se esperaba de él y se convirtió al cristianismo siendo muy chico.
Esto sucedió porque camino a la ciudad de Amiens se cruzó con un mendigo que tenía mucho frío. El entonces soldado no dudó en darle la mitad de su capa. La leyenda cuenta que esa noche, San Martín de Tours soñó que Jesús le decía: “Martín, hoy me cubriste con tu manto”.
Fue en ese momento que decidió dedicar su vida predicar la palabra de Dios para "derribar a los enemigos espirituales".
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En el año 371, lo nombraron obispo de Tours. Dedicó su vida a evangelizar y a luchar contra las costumbres paganas.
Falleció en Candes, Francia, en el año 397. Fue canonizado unos siglos después de su muerte, por los actos de caridad que realizó antes de convertirse en obispo.
