El número de bebés nacidos en Japón cayó por octavo año consecutivo y alcanzó un nuevo mínimo histórico. La natalidad cayó un 5,1% respecto al año anterior, es decir que en el último año hubo 758.631.
También disminuyó un 5,9% la cantidad de casamientos, dando un número total de 489.281, siendo la primera vez en 90 años que hubo una cantidad menor a 500.000, que indicaría que los nacimientos seguirán bajando en los próximos años, ya que no es común que los japoneses tengan hijos por fuera del matrimonio.
Esto podría tener un impacto social y económico sin precedentes, ya que podría incidir en las finanzas públicas del país.
La baja de natalidad, una tendencia mundial
Los demógrafos señalan el descenso gradual, pero sostenido, de la tasa de natalidad mundial, que pasó de 2,56% en 2005 al 2,27% en 2021.
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En 2023, la lista de países con menor tasa de natalidad incluyeron a:
- Corea del Sur, en el primer lugar,
- Taiwán
- Singapur,
- Italia,
- España.
¿Cuáles podrían ser las consecuencias?
El envejecimiento de la población es una de las consecuencias de la baja en la tasa de natalidad de los países. Esto quiere decir que cada vez hay más personas mayores.
Esto podría poner en jaque el sistema previsional, ya que menos personas ingresan al mercado de trabajo, entonces disminuyen las contribuciones.
El sistemas de salud también podría verse afectado, porque habría más ancianos con necesidad de ser atendidos.
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Si hay menos nacimientos, habrá menos cantidad de trabajadores. Esto dificultaría el desarrollo económico y la productividad de los países.
Otra posible consecuencia sería la disminución del consumo: si nacen menos personas, cae la demanda de productos.