El Desierto del Diablo es, desde la mirada de muchas personas, el lugar de Argentina más parecido al planeta Marte debido a su paisaje árido, la tierra colorada y los extraños picos de montañas que, en ocasiones, imitan la forma de un cono.
Este fantástico destino se encuentra en Salta, dentro de la puna, a 9 horas de la capital provincial, en un punto alejado de cualquier tipo de urbanización. El pueblo más cercano se llama Tolar Grande, está a 20 kilómetros y tiene menos de 200 habitantes.
Quienes deseen conocerlo pueden viajar por su cuenta a través de la Ruta Provincial 27, pero, debido a la extraña geografía del terreno y la cantidad de kilómetros sin habitantes, es recomendable hacer la aventura acompañados por un guía.
¿Cómo se puede llegar al Desierto del Diablo?
Dado que el Desierto del Diablo está en un lugar alejado de todo, en un sitio inhóspito, visitarlo puede ser un desafío para aquellas personas que no conocen la zona o no tienen experiencia de manejo sobre terrenos complicados.
La forma más tradicional de unir la capital de Salta con el desierto es a través de la Ruta Nacional 51. Este camino inicia al oeste de la ciudad más grande de la provincia y, simplemente, se sumerge en la Cordillera de los Andes.
Luego de pasar por localidades como Campo Quijano y Santa Rosa de Tastil, entre otras, la ruta llega a San Antonio de los Cobres: la última gran ciudad antes de ingresar al corazón de la puna.
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Desde allí, el resto del camino es completamente de tierra. Entonces, circulando con precaución, es posible seguir avanzando hasta el desvío de la Ruta Nacional 51 con la Ruta Provincial 27.
Al poco tiempo de superar la bifurcación, el viajero se encontrará con un pequeño pueblo llamado Salar de Pocitos, seguido de un enorme salar que lleva el mismo nombre de la localidad y que puede ser identificado como la fase previa al Desierto del Diablo.
Finalmente, luego de 9 horas de viaje (en promedio), la Ruta 27 se topa con una pared de montañas rojas que dan la bienvenida al inhóspito desierto de características únicas.
¿Cuáles son las características del Desierto del Diablo?
A juzgar por una primera mirada, el Desierto del Diablo es un sector de la puna salteña que tiene, aproximadamente, una extensión de 80 kilómetros, entre Salar de Pocitos y Tolar Grande.
Entre sus características más destacables, se encuentra el color de su tierra, que es rojo intenso, la aridez del paisaje y la variedad de montañas con diferentes formatos que lo rodean. Algunas son pequeñas, otras tienen un formato de cono e incluso hay elevaciones que imitan a una pirámide.
La Ruta Provincial 27, que lo cruza de punta a punta, es el único camino de la zona, tiene muchas curvas cerradas y hasta incluye un tramo en línea recta desde donde se puede apreciar la inmensidad del paisaje.
Y, como si fuera poco, el camino se caracteriza por sus grandes pendientes. Es por eso que, dependiendo del vehículo y de la experiencia del conductor, superarlas puede ser un gran desafío.
Por otro lado, el Desierto del Diablo se ubica en un lugar remoto, a 3.500 metros sobre el nivel del mar, por lo tanto, muy pocas especies de insectos y animales habitan la zona. Y, en cuanto a su vegetación, es prácticamente inexistente.
Finalmente, el clima en el desierto es seco y muy cambiante. No solo puede superar los 30ºC con facilidad en verano y tener temperaturas mínimas de -20ºC en invierno, sino que también su amplitud térmica es muy amplia.
Es decir, sin importar la época del año, el Desierto del Diablo puede tener mediodías muy calurosos y noches extremadamente frías, acompañadas de fuertes vientos.
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¿Qué recomendaciones hay que tener en cuenta antes de visitar el Desierto del Diablo?
No hay dudas de que el Desierto del Diablo es uno de los paisajes más interesantes de la puna salteña. Pero, al tener en cuenta su ubicación y las condiciones del lugar, es necesario seguir un listado de recomendaciones para evitar cualquier imprevisto.
Como ya hemos mencionado, el mejor plan para recorrer el lugar en Argentina con mayor similitud a la superficie del planeta Marte es reservar un paseo guiado o viajar con un conductor profesional, que conozca el camino.
Además de las exigencias al volante, la ruta carece de señalizaciones y tiene muchos desvíos, por lo tanto, el riesgo a tomar el camino equivocado o perderse es grande.
Y, en relación a las recomendaciones mencionadas, otro consejo de viajeros expertos es iniciar el viaje lo más temprano posible para evitar manejar de noche en el desierto. Las distancias no son grandes pero, como no se puede circular a grandes velocidades, la aventura tiende a demorar más tiempo de lo estipulado.
Por último, otro punto a tener en cuenta es el combustible. La última estación de servicio se encuentra en San Antonio de los Cobres y recién podrás volver a cargar, si hay disponibilidad, en Tolar Grande: el mejor lugar para dormir luego de cruzar el Desierto del Diablo. En síntesis, hay más de 200 kilómetros sin áreas de abastecimiento.
