Este río tiene una extraña historia, ya que pasó de desembocar en el océano a morir en una estepa seca.
Nace en la provincia de La Rioja, cerca de la frontera con Catamarca. Va recibiendo distintos nombres a media que progresa hacia el sur: río de Oro, río Bonete, río Jagüé y río Vinchina. Cuando ingresa a la provincia de San Juan toma el nombre de río Bermejo.
Va nutriendose de las aguas de distintos ríos más pequeños, y tras llegar a la altura de las provincias de Mendoza y San Luis, y pasar por un sistema de lagunas ahora practicamente desecado pero que hasta el siglo XIX era un humedal, toma el nombre de río Desaguadero, ya que desaguaba a dichos espejos de agua.
Luego de ingresar a la provincia de La Pampa cambia su nombre a río Salado, y luego a río Curacó.
Anteriormente, este último tramo era el que desembocaba en el río Colorado, que termina en el Atlántico, pero a lo largo del siglo XIX comenzó un proceso de captura de sus aguas para abastecer las necesidades de la población de las zonas que recorre. Esto, sumado a la sequedad natural de las áreas por las que transcurre hizo que el caudal se redujera cada vez más, hasta llegar a la situación actual, donde sus aguas se evaporan y se escurren en su último tramo.
Esto hizo que su cuenca, que antiguamente era exorreica (que estaba conectada con el océano) se haya transformado en una cuenca arreica (sus aguas se evaporan o se escurren sin llegar al océano, ni a lagos ni mares).
Este hecho ha provocado discusiones entre las provincias por las que el curso de agua transcurre, pero eso ya es otra historia.