Atención a este dato sorprendente: según la Asociación Americana de Árboles de Navidad, la mayoría de los hogares estadounidenses no tienen árboles de Navidad de verdad.
La asociación indicó que 94 millones de hogares estadounidenses, es decir, el 79%, eligen exhibir un árbol de Navidad en su casa durante las fiestas. De esos árboles, el 80% son artificiales y tan solo el 20% son pinos reales.
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Los porcentajes son sorprendentes. Nos demuestran, sobre todo, cómo lo que vemos en los medios de comunicación -películas, series, noticieros- realmente forma la idea que tenemos de cierto país, aunque esta no sea totalmente acertada. De tanto ver el ritual de la tala y selección de árboles de Navidad en los medios, uno puede quedarse con la impresión que el 100% de los hogares de Estados Unidos tiene la misma costumbre. Lejos está esa percepción de la realidad.
¿Los árboles de Navidad artificiales son dañinos?
En 2010, PE International, una consultora que estudia la sostenibilidad medioambiental en numerosas industrias, realizó un análisis del impacto medioambiental de los árboles de Navidad artificiales frente a los árboles de verdad.
El estudio llegó a la conclusión de que, dependiendo de cómo se elimine un árbol de verdad, un árbol artificial sólo tendría que utilizarse entre 3,6 y 4 años antes de que se produjera un beneficio neto con respecto a la contribución al calentamiento global. Esto significa que si un hogar usa un arbolito artificial durante al menos 4 años, su huella de carbono será menor que la de un hogar que compra un árbol de verdad cada año.
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Además, el estudio concluyó que, tanto con los árboles de verdad como con los artificiales, independientemente de cómo se desecharan finalmente, representaban menos del 0,1% de la huella de carbono anual de una persona media.