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Historias de amor en el baile del festejo por la Declaración de la Independencia

La declaración se festejó la noche del 10, con un gran baile en los patios de la Casa de Tucumán. Luces, guirnaldas de flores y emblemas patrióticos adornaron el lugar.

Faldas al viento y brillantes uniformes militares llenaron de color el patio, bajo la estrellada noche tucumana. Las parejas danzaban en medio del bullicio, mientras sonaban el piano y los violines de la orquesta.

¿Qué se bailaba? El minué. Todos los bailes empezaban con esta danza lenta y coreografiada. Después seguía la contradanza o el vals. O ritmos más locales y movidos, como el cielito, que ya asomaba por entonces. Y quizás el pericón. Todo era alegría y esperanza.

Las crónicas de la época coinciden en destacar a la joven Lucía Aráoz (hija del gobernador) como la más linda de aquel baile. Es más, la llamaron “la rubia de la Patria”, por su cabello y el motivo del festejo. Años después, Lucía rompería la armonía de su familia al casarse con el gobernador Javier López, enemigo de los Aráoz. Pero, bueno, esa es otra historia.

Digamos ahora que con el transcurso de los días la noticia de la declaración de la independencia fue llegando al resto de país. Y en todas partes se repitieron los festejos.

El general y su amor

En aquel baile del 10, el general Manuel Belgrano conoció a la jovencita tucumana Dolores Helguero, de apenas 15 años, integrante de una de las familias principales de la provincia. Tres años más tarde, y fruto de su amor con Belgrano, la joven dio a luz a Manuela Mónica del Corazón de Jesús.

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