A lo largo y ancho de Argentina existen lugares maravillosos, destacados por sus paisajes. Iruya, en Salta, es un pueblo conocido por estar a la vera de una montaña y para llegar es necesario recorrer un extenso camino.
Iruya está en territorio salteño, pero se accede a través de la provincia de Jujuy. Ubicada a 2.780 metros sobre el nivel del mar, está a una distancia de 320 kilómetros de la capital salteña. Tanto el pueblo como sus alrededores están dentro de la reserva de biosfera de las Yungas, protegida por la Unesco desde 2002. En 1995 fue declarado Lugar Histórico Nacional.
La localidad está enclavada en medio de un gran paisaje de montañas y rodeada por los ríos Colazulí y Milmahuasi. Es un pequeño pueblo de raíces indígenas y su nombre proviene de una combinación entre dos vocablos de lengua quechua o aymará que significa “abundante paja”.
Sus características principales
Sus empinadas calles de piedra son uno de sus signos distintivos y, al mismo tiempo, hablan de las formas típicas de la vida de su gente, resguardándolo del fragor de las grandes ciudades. Las casas son predominantemente de estilo colonial y mantienen las construcciones hechas a base de adobe, paja y piedras.
Su postal más emblemática es la iglesia de San Roque y Nuestra Señora del Rosario, fundada hacia 1.753, y que está en la entrada del pueblo. Frente a ella se celebran las fiestas y danzas rituales.
Fundación del pueblo
Iruya se fundó en el año 1753. Sus primeros habitantes se dedicaban principalmente a la cría de ganado como ovejas, cabras y llamas. También practicaban la agricultura cultivando maíz, papas, ocas y otros productos agrícolas. Incluso hoy en día, sus habitantes siguen subsistiendo mediante la práctica del trueque. Sin embargo, con el paso de los años el turismo se fue desarrollando cada vez más.
Atracciones destacadas
El Mirador del Cóndor es un lugar que ofrece una vista espectacular de Iruya y de los valles y montañas que la rodean. Por su parte, el Museo Popular de Iruya posee una colección de objetos encontrados en la zona que rescatan la historia del lugar. Y el camino a San Isidro es también otra de las atracciones del lugar. Son aproximadamente 8 kilómetros de caminata sobre la vera del río donde se pueden apreciar distintos paisajes de una gran belleza natural.