Lisandro Acuña es un joven de diecisiete años que está cursando el último año de la secundaria en el colegio ORT de Buenos Aires. Fue nominado para ser el ganador del “Global Student Prize” de 2021, luego de crear, junto con tres compañeros, una aplicación que facilita la lectura y la escritura para personas con dislexia. Fue seleccionado entre 3.500 estudiantes de 94 países y hoy forma parte de los 50 finalistas. Si resultara ganador, recibiría cien mil dólares como premio.
- ¿Cómo empezó el proyecto de LectO?
- Nosotros somos un equipo de cuatro personas: Gonzalo Díaz de Vivar, Ulises López Pacholczak, Fausto Fang y yo. Empezamos LectO como un proyecto escolar. Nosotros tenemos programación en la escuela y en la primera materia que tuvimos de programación nos pedían como proyecto final hacer una aplicación. En 3° hicimos el proyecto escolar y ese verano, en vez de abandonarlo, lo seguimos trabajando. Y después en 4° lo hicimos público para todos los usuarios. Decidimos hacer LectO, porque queríamos aprovechar ese tiempo que íbamos a dedicar para ayudar a alguien, queríamos que tuviera algún impacto lo que íbamos a hacer. Y pensamos en la dislexia porque muchos compañeros nuestros tenían dislexia. Veíamos cómo muchos compañeros la pasaban mal porque se les complicaba hacer las tareas, entonces pensamos en esa área para hacer un aporte y ahí empezamos a trabajar con la aplicación.
- ¿Alguno de ustedes, del equipo, tiene dislexia?
- Ninguno de nosotros tiene dislexia.
- ¿Cómo hicieron entonces para ir probando la aplicación?
- Lo primero que hicimos fue contratar a un especialista que nos fue ayudando. Otra cosa que fuimos haciendo para interiorizarnos con la problemática fue leer muchos foros de Internet, redes sociales y todo eso, donde se explicaba bien cómo era. Después nosotros desarrollamos la aplicación y, una vez que tuvimos la primera versión usable, la ONG con la que trabajamos, la “Asociación Dislexia y Familia” (DISFAM), nos ayudó a tener un primer contacto con usuarios que tenían dislexia. Hicimos una prueba con, más o menos, quince de ellos, que la probaron, se fijaron qué les parecía la aplicación y después cuando ya terminamos con eso publicamos la versión final.
- ¿Cuánto tiempo les llevó hacer la aplicación y terminarla?
- Hicimos cuatro versiones de la aplicación. Tres veces la empezamos desde cero para que llegue a más plataformas. El primer proyecto duró tres meses. Después otros tres meses en el verano haciéndolo desde cero y después hubo otros dos meses cuando hicimos la versión para celulares.
- ¿DISFAM les brindó recursos además de hacer de puente para conocer a personas con dislexia?
- DISFAM nos ayudó en muchísimos sentidos. Primero nos ayudó a entrar en contacto con personas con dislexia, nos ayudó a conectarnos con gobiernos que ahora están usando la aplicación, con colegios. También hizo mucha difusión. DISFAM es la ONG de dislexia más grande de Iberoamérica, entonces tiene una llegada enorme. Pensá que tiene 80.000 seguidores en Facebook y a lo único que se dedica es a la dislexia. Tiene una cantidad de gente gigante. Entonces cuando la publicamos lo hicimos en un evento que organizaron ellos y al otro día teníamos dos mil descargas.
- ¿Y cómo fue tu postulación para el “Global Student Prize”? ¿Te anotaste vos solamente o tu equipo también?
- No, la inscripción es individual. Mi profe Marcelo Ranzoni me propuso que me postulara porque conocía lo que estaba haciendo con mi equipo y también las otras cosas que yo hacía de toda la vida. Con el equipo charlamos y nos pareció lo mejor que yo me postulase, entonces me postulé yo. Pero si bien es un premio individual siempre lo pensamos como un premio en equipo. El premio considera muchas cosas, no sólo a LectO. Yo participé en olimpiadas de matemáticas desde muy chico y representé al país en competencias internacionales, entonces todas esas cosas sumaban y por eso decidimos que me presentara yo. Pero siempre seguimos pensando en equipo.
- ¿En qué competencias internacionales habías participado antes?
- Yo desde los ocho años participo en olimpiadas de matemática. Fui a varias internacionales, pero el año pasado fui a lo que sería el mayor sueño de cualquier persona que va a olimpiadas de matemática. Participé de la Olimpiada Internacional de Matemática, que es como el mundial para gente de alrededor de 60 países. Cada país manda 6 personas, que son sus representantes. Iba a ser en Rusia pero fue por Zoom por la pandemia, y fue una locura. Nosotros los seis argentinos rendimos en un galpón que nos dio el gobierno de la Ciudad. Pero las actividades eran por Zoom y las visitas guiadas a Rusia eran virtuales.
- ¿Te imaginabas que ibas a quedar seleccionado como uno de los cincuenta mejores del “Global Student Prize”?
- No. De hecho, yo no le dije a nadie. No le dije ni a mi familia cuando me postulé. Sólo a mis amigos, a mis compañeros de LectO, porque yo pensé que era muy improbable. Entonces yo estaba tranquilo y un día de repente me llamaron y me avisaron.
- ¿Y cómo te sentís con eso?
- Bien, o sea, en el fondo, es un premio. O sea, me encanta y lo que más me gusta del premio es el hecho de que se haya dado tanta difusión. Primero para dar a conocer la aplicación y segundo para que más jóvenes puedan motivarse para tener un impacto a través de las cosas que hacen. Eso me pareció genial. Y en el fondo es un resultado de las cosas que vengo y venimos haciendo hace mucho tiempo. Yo intento no pensar en eso porque prefiero seguir enfocado en seguir haciendo cosas, en vez de quedarme conforme. Entonces lo tomo como un hermoso premio que me ayudó a conocer a un montón de gente muy grosa de todo el mundo y eso me motiva a seguir para adelante, más que dejarme contento y ya está.
- ¿Y qué te dijeron tu familia y tus amigos cuando les contaste la noticia?
- Mis viejos estaban re contentos, no entendían nada, porque encima yo no les había dicho nada. Además, nadie de mi familia ni yo terminábamos de entender cuán importante era el premio. Entonces de un día para el otro me levanté y había notas en Clarín, en La Nación, en Infobae. Mi tía se enteró leyendo el diario y ahí me llamó y me dijo: “Te vi en el diario, ¿qué pasó?”. Fue una locura.
- ¿Qué harías con el dinero del premio si ganaras?
- Lo principal sería trabajar en LectO, poder agrandarlo, que llegue a más gente, a más plataformas, capaz tener un desarrollador. Y después algo que me interesa mucho es promover las causas que me interesan a mí, como la igualdad de oportunidades, la educación y la tecnología. Son cosas que a mí me motivan mucho y me gustaría usar esa plata para alcanzar a otras personas.
- ¿Tenés en mente seguir alguna carrera?
- Probablemente estudie algo relacionado a neurociencia y programación. Son dos cosas que hicimos mucho en LectO y las dos me encantan. Así que va a ser por ese lado.
- ¿Tenés algún referente del tema?
- Hay una startup, una empresa, que me interesa mucho que se llama Woebot Health, que es un psicólogo virtual al que puede acceder cualquiera, de cualquier lado del mundo, gratis. Y esas cosas me encantan porque creo que es la mejor forma de combinar psicología, neurociencia y programación para ayudar a alguien.
- ¿Qué sentís cuando escuchás la frase: “La juventud está perdida”?
- Me parece malísima. Cuando quedé seleccionado mucha gente me decía: “Ojalá hubiera más Lisandros” y cosas así. Y a mí me parece que hay muchos Lisandros, hay muchos. A veces lo que pasa es que quizás no se confía en los jóvenes, no se confía en lo que pueden hacer, no se confía en sus capacidades. A nosotros nos pasó cuando estábamos empezando, queriendo ayudar a millones de personas, que nos decían: “Bueno, no, es un proyecto”. Pero al mismo tiempo recibimos apoyo de mucha gente y creo que eso es lo importante. Si un pibe de 15 años quiere armar una banda de música, no hay que decirle que está perdiendo el tiempo, sino fomentar que lo haga, apoyarlo, intentar ayudarlo de la mejor forma que se pueda. Creo que esa es la mejor manera para que la juventud no esté perdida. Creo que si se fomentara eso y se diera más espacio a los jóvenes, sería un potencial enorme para mejorar a la sociedad en su totalidad.
- ¿Sentís que tu profesor Marcelo te motivó?
- Totalmente. Marcelo es un profesor que es una increíble persona y siempre confió en mi capacidad y en la de todos sus alumnos. Nunca te limita, nunca te dice: “Esto no va a ser así, no vas a poder”. Y tener una persona así, es un golazo. Cualquier joven merece tener a alguien así al lado.
¿Te gustó la historia de Lisandro? Próximamente compartiremos más experiencias de chicos y chicas de todo el país en la sección “Jóvenes protagonistas”.
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