Los abrazos representan una de las muestras de cariño más habituales que, en muchos casos, se pueden compartir con parejas, hijos, padres, abuelos y amigos, entre otras personas.
Y, a pesar de que millones de personas se abrazan todos los días, pocos son conscientes de los impactos positivos que este hábito tan frecuente puede aportar a los seres humanos.
En síntesis, un simple abrazo puede garantizar cientos de beneficios y, a continuación, mencionamos los cuatro principales.
1. Los abrazos y su presencia clave ante un recién nacido
La Organización Mundial de la Salud demostró que durante los primeros segundos de vida, es fundamental que el recién nacido reciba abrazos y entre en contacto con la piel de su madre.
Según el estudio realizado, este breve accionar incrementa las posibilidades de supervivencia, sobre todo en casos de bebés pequeños, con un peso menor a los 2,5 kilogramos, o que han nacido de forma prematura.
Pero, ¿cómo influyen los abrazos en un momento tan delicado? ¡Simple! Permite un contacto de piel con piel, en el marco del “método de la madre canguro”, mediante el cual:
- Se reduce la posibilidad de que el bebé sufra infecciones y/o hipotermia.
- Mejora la alimentación del recién nacido.
2. Un hábito ideal para deshacerse del estrés
Si has experimentado la sensación de paz luego de recibir un abrazo de un ser querido, no es casualidad. Expertos confirmaron que este hábito también es ideal para aliviar tensiones y evitar el estrés.
Esta hipótesis se justificó a través de un estudio internacional, en el cual también se estableció que los abrazos generan sensaciones de tranquilidad y compañía.
3. Los abrazos y su impacto positivo en las parejas
Como hemos mencionado, recibir abrazos de cualquier persona tendrá repercusiones positivas en nuestro cuerpo. Pero los beneficios son aún mayores si el gesto de cariño se produce en pareja.
Tal cual mencionó la revista Journal of Social and Personal Relationships en 2020, aunque no están claros los motivos de por qué sucede, la relación de quienes se abrazan de forma cotidiana, tiende a prosperar en el tiempo.
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4. Una tradición que repercute en nuestra sensación de bienestar
Aquella sensación de bienestar que producen los abrazos y que, de forma indirecta, hemos mencionado en los párrafos anteriores, se logra puntualmente a través de un proceso hormonal.
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Sucede que, cuando dos personas se funden en un abrazo, el hipotálamo, encargado de promover los sentimientos positivos, se encarga de incrementar los niveles de oxitocina en nuestro cuerpo.
Es por eso que, tras una serie de análisis, un enorme grupo de investigadores se animó a confirmar que este hábito puede aportar los mismos beneficios que hacer actividad física, por ejemplo.
