El mate y la guitarra son elementos que han dejado su huella en la tradición argentina porque, sin importar el periodo histórico, siempre estuvieron y seguirán presentes en la vida de todos los habitantes del país.
Entonces, a pesar de que haya diferencias sobre si el mate se toma amargo o con azúcar, así como también si la guitarra criolla suena mejor que la eléctrica, sería imposible hablar de cultura nacional y no tenerlos en cuenta.
Por lo tanto, para comprender por qué forman parte del reducido grupo de elementos que pueden ser llamados “tradicionales”, es importante conocer su historia.
¿Cuál es la historia del mate y la guitarra en Argentina?
En promedio, cada argentino toma más de 100 litros de mate al año en solitario o en grupo. Pero, ¿cuándo se inició la tradición?
Si bien no hay una fecha exacta y se cree que la infusión es muy antigua, la producción de yerba mate inició en 1815, por iniciativa de Andrés Guacurari y Artigas, ex gobernador de Misiones.
De todas formas, la hoja de yerba mate ya era utilizada por los guaraníes, y más tarde por los jesuitas, como elemento de culto y moneda de cambio.
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Por otro lado, la guitarra también está presente en la cultura argentina desde mucho antes que se cree la República.
Es decir, la hipótesis más certera señala que el instrumento llegó al continente junto a los europeos, en las últimas décadas del siglo XV.
Finalmente, la guitarra podría haber surgido en 1540, cuando Pedro de Miranda, intérprete de flauta y guitarra, llegó desde Perú al noroeste de nuestro país.
¿Qué significa el mate y la guitarra en Argentina?
El mate y la guitarra en algún momento de la historia han cruzado sus caminos y, desde entonces, nunca más se han separado.
Entonces, el mate ha ganado protagonismo en las reuniones de guitarreros, al punto de ser considerado un dúo imprescindible para muchos argentinos.
Por lo tanto, la tradición continúa hasta la actualidad, ya que el mate y la guitarra combinan múltiples valores que atraviesan la vida cotidiana de todas las personas que los identifican como iconos.
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Entonces, es posible llegar a la conclusión de que ambos elementos se han convertido en una tradición porque:
- Son identificados como símbolos nacionales, al igual que la bandera o la escarapela.
- Impulsan la interacción social entre amigos, colegas, familiares, entre otros grupos.
- Forman parte de la herencia cultural de los argentinos, que los relacionan con sus antepasados.
- Están presentes en cada eslabón de la vida cotidiana, ya sea formal o informal.
