Se fundó hace más de 500 años en Portugal, recibe a miles de turistas cada año y resalta por la enorme cantidad de surfistas que recorren sus playas.
Para algunas personas, no hay nada como sentarse en la arena y observar cuando el agua del mar golpea contra la orilla. Sin embargo, en destinos turísticos como la ciudad balnearia de Nazaré, hay que tener ciertas precauciones.
Sucede que este centro histórico, religioso, deportivo y turístico de Portugal se encuentra frente al cañón de Nazaré: una zona del lecho oceánico, que permite la creación de las olas más grandes del mundo.
Es por eso que, con el correr de los años, y a pesar de los peligros, muchos de los surfistas más talentosos del mundo, llegan a este sector de Europa para intentar dominar una de sus olas.
A pesar de que la ciudad portuguesa de Nazaré es pequeña, ya que cubre una superficie de 80,49 kilómetros cuadrados y tiene poco más de 15.000 habitantes, es un centro turístico por excelencia.
En primer lugar, su casco histórico es fabuloso. Como se empezó a construir en 1514, esta urbanización conserva, en perfecto estado, algunos edificios centenarios.
Luego, como su nombre lo adelanta, este destino de Europa es frecuentado por muchos fieles del mundo, dado que cada año se convierte en la sede de numerosos festivales religiosos dedicados a Nuestra Señora de Nazaré.
En cuanto al turismo, portugueses y turistas de otros lugares del continente, así como viajeros oriundos de países muy lejanos, llegan cada verano a Nazaré para disfrutar de sus enormes playas, descritas como las mejores del país por muchos aventureros.
Finalmente, y como ya lo hemos mencionado, Nazaré es un destino deportivo por excelencia, ya que cada año recibe a miles de surfistas, que desean observar y, en algunos casos, intentar dominar las olas más grandes del mundo.
Si bien es prácticamente imposible determinar cuál fue la ola más grande que se formó frente a Nazaré, hay un Récord Guinness que permite tomar dimensión de su tamaño.
Sucede que el 29 de octubre de 2020, el surfista alemán Sebastian Steudtner se adentró en el mar y, gracias a su talento, se mantuvo en pie sobre su tabla, encima de una ola de 26,21 metros de altura que golpeó la playa del Norte.
De esta manera, y ante una gran multitud que observó el espectáculo desde un faro cercano, Steudtner logró un récord mundial, al surfear con éxito la ola más grande del mundo.
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