Esta artista argentina logró crear su propio estilo a partir de dejarse empapar por un gran abanico de influencias, técnicas y herramientas artísticas.
Nacida el 15 de octubre de 1940 en Buenos Aires, Norma Bessouet fue una artista argentina: pintora, dibujante, escultora y grabadista que antes de partir el 11 de junio de 2018, recorrió el mundo explorando y compartiendo su arte.
Dueña de un estilo único, Bessouet exploró principalmente las corrientes más ligadas al surrealismo, usando como herramientas el simbolismo y las técnicas renacentistas. Esta combinación de influencias tan dispares la ubicó en el centro de la escena de lo que se conoce como "realismo mágico", junto a Leonor Fini, Remedios Varo y Leonora Carrington.
Sus primeros pasos formándose fueron en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano y en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Luego, continuaría estudiando en el exterior donde comenzaría a empaparse de todas las corrientes artísticas que estaban surgiendo.
En 1970 ocurrió uno de los primeros y grandes hitos de su carrera. Recibió el Gran Premio del Salón Nacional Argentino y tras ganar la Beca Pollock-Krassner, en 1972 viajó a Londres para estudiar en la universidad de arte.
Al año siguiente regresó a Argentina pero solo por un breve periodo de tiempo. Su plan era establecerse en Florencia y Barcelona, donde vivió desde 1976 a 1981.
En 1982 se trasladó a Nueva York, donde continuó su formación en la universidad de Columbia. A partir de entonces comenzó a vivir y trabajar entre Buenos Aires y la Gran Manzana.
Al mundo iconográfico de esta pintora figurativa neoclásica, lo gobiernan la alusión y la metáfora. En este sentido, su carácter paciente y meticuloso le permitía producir una media docena de obras al año. Esto se debía a que priorizaba la construcción de una obra cuidada y fiel a lo que quería transmitir.
Cada una de sus pinturas evoca la gracia y el espíritu pujante de la fuerza femenina, principalmente durante la juventud, cuando aún son más las dudas que las certezas que se tienen.
Norma Bessouet solía trabajar directamente con modelos que posaban para ella entre 3 y 4 horas al día, y este proceso muchas veces se extendía durante años.
"No me gustan mucho las modelos profesionales. Si no tengo una conexión personal con la persona que estoy pintando, entonces no funciona. Eso es muy importante para mi", declaró en alguna ocasión Norma.
"Y eso lo vuelve todo aún más dificil porque además de los requerimientos físicos que busco, las modelos tienen que estas dispuestas a entrar a ese vínculo personal. Es por eso que me gusta trabajar con amigas, porque ya conocen mi trabajo y me respetan", agregó.
Su estilo es sutil, metafórico, e incluso melancólico. Es una invitación a despojarse de la literalidad e inmiscuirse en un mundo donde las imágenes nacen tras un profundo proceso de meditación y reflexión de la artista.
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